martes, 24 de abril de 2012

YA ESTÁ AQUÍ LA PRIMAVERA

Cuando llegaba la Feria de Sevilla, cuando yo vivía en la ciudad de Luis Cernuda, se notaba en el aire un algo, mezcla de colores imposibles y olores reconocidos, que nos llevaba por ciertas calles, por ciertas costumbres...
Y decíamos, entonces, que había llegado la Primavera...

Fueron años también de aprendizajes: nunca dejo de aprender ni de asombrarme; afortunadamente. Pero también eran los años donde se recuperaban costumbres demasiado antiguas sólo que protagonizadas por los que considerábamos de los nuestros, los que años antes abominaban de aquellas costumbres por antiguas, clasistas y de un postín de medio pelo al modo de señoritos cuasi feudales arruinados en su miseria... Y para nuestro asombro, vimos a las gentes de la izquierda política engalanada en los burladeros de los callejones de las plazas de toros , como otrora lo hacían gobernadores franquistas o presidentes de diversas instituciones pre-democráticas. Y también, como no, presidiendo procesiones al modo de Franco, confundiendo lo público con lo privado de las creencias, cuando llegaban las semanas santas de cada rincón de España... No les negaba que tuvieran la posibilidad de hacer esto por ser de izquierdas, sino que esperábamos -los laicos y los anti aquellas estéticas y puestas en escena- otros comportamientos diferenttes: en democracia las formas y los gestos son una parte importante del ser y estar en los ámbitos públicos. Podrían haber ido a los toros un día, no todos y en todos los estamentos y ciudades, y dejando rastros gráficos de sus formas y modos. O podían haber salido en procesiones, si eran devotos, como un nazareno más, ocultos bajo el capirote.

Pasaron los años y aquellas ceremonias de la Primavera se repetían sin solución de continuidad y llegó, de tanto mimetismo, la corrupción en la izquierda; sostengo que la democracia no significa que se acaba por decreto la corrupción política (mientras el dinero sea el rey de la sociedad y la propiedad privada su derecho, habrá siempre corrupción); lo que sí debe garantizar la democracia es que aflore la corrupción, se denuncie y se condene.
Ayer, tras muchos años, tantos que ya no vivo en Sevilla después de más de 26 años, los más hermosos de una vida, entraba en la cárcel un exconsejero de la Junta de Andalucía. Desconozco las razones últimas, pero si por una lado es una triste noticia (siempre la melancolía en forma de impotencia: no podemos permitir la corrupción nunca, pero menos en la izquierda política al perder todas las referencias, esas que duelen y entristecen), por otra es la demostración palpable de que la democracia está fuerte al detectar, denunciar y condenar este caso de los llamados ERES.

Ya suenan sevillanas; hoy, martes, era el día que más me gustaba pisar la feria. Entraba sobre las 14,30 horas; iba a las casetas de mis amigos (nunca tuve caseta ni nunca pertenecí a hermandad alguna; yo nunca fui sevillano entero); y regresaba en madrugadas imposibles... Al día siguiente, en horas, iba a la oficina, y a la misma hora del día anterior regresaba a la Feria. Ya este día era el último que pisaba la Feria: el cuerpo ponía límites; y era el día que visitábamos a los medios y a la gente del márketing y de la comunicación, el mundo en el que me movía ya entonces y me sigo moviendo...

Y regresé a Málaga; aquí no hay Feria hasta el verano; pero el mar, mi mar, ya huele a sardinas en espeto. Y eso significa que ya está aquí la Primavera...
Una Primavera que desde Andalucía regenerará España y desde Francia, esperamos muchos, regenerará la vieja Europa. Pronto lo iremos viviendo, o quizás sea lo que espero y deseo...
Por el bien de todos...


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