miércoles, 4 de abril de 2012

NO LO CONSINTAMOS

LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS...

Como sabéis, hace unos días anduve por tierras portuguesas, tanto del norte como del sur; por todas partes he visto mucha tristeza, eso que ya conformaba el alma protuguesa de derrota y que la saudade transformaba en melancolía; pero aquella tristeza que hasta ahora era, quizás, la parte más hermosa de su alma, un alma maltratada por la historia y los desencantos, se ha agudizado desde hace ya algunos años y rematado con la intervención de su soberanía nacional por parte de intereses más que mezquinos al serlos, encima, transparentes: la ciudadanía sabe ya todo; sabe que todo ha sido una gran estafa, pero se siente acobardada y sola.
Y no os podéis imaginar cuánto sufrí por las calles de Valença al ver todos los comercios sin gente (muchos ya cerrados por lo que sabemos), con los empleados en las puertas viendo pasar el tiempo y, si acaso, algún suspiro. Y casi todos me invadían para ofrecerme objetos o cartas con comidas exquisitas; incluso algunos regateaban ... Y todos llevaban la amargura incrustada en la piel, en la cara, en los ojos; esa terrible e insufrible contrariedad en forma de dolor que produce toda inocente sorpresa ante un nuevo abismo oscuro y desolador...

Sí, hace unos días anduve por Portugal; y me imaginé que a España -con el consentimiento de nuestro gobierno, que parece solicitarla ya- la intervenían también... Esa gran mentira que proclama que desde fuera nos harán los deberes porque somos incapaces de hacerlos nosotros no sólo es una clara e indecente pérdida de soberanía popular, germen de la democracia, sino que es un insulto a nuestra inteligencia y"savoir faire". Será que no hacemos los deberes que ellos quieren que hagamos, los bancos fanceses y alemanes, que sólo quieren garantizarse el cobro de nuestras deudas (los negocios son los negocios, y si toca perder, toca: para eso ya ganaron bastante) a base de empobrecernos hasta la inanición.
Y me rebelé; y me obligué a recordar cada día que no es verdad lo que nos dicen; que hay alternativas; que no hay que luchar contra el déficit sino contra el paro; que hay que hacer inversiones públicas para dinamizar la demanda agregada, y que hay que luchar contra el fraude fiscal y no dar amnistías a los defraudadores...

No lo consintamos. O será demasiado tarde y se repetirán en España escenas como las que vi en Valença o en Santarem, o en Beja... Y ya no valen movilizaciones sólo en España: el PP es aliado de aquellos intereses; hay que plantearse ya movilizaciones de ámbito europeo; que los que nos han arruinado y metido en esto sepan que no conseguirán acabar con todos nosotros y las conquistas que hemos alcanzado con tanto esfuerzo y consenso. ¿Por qué romper el consenso social alcanzado?.

Por tanto, sólo hay ya una salida: los sindicatos y los partidos políticos porgresistas de Europa deben empezar a plantearse movilizaciones conjuntas y de ámbito europeo para acabar con estos indecentes profesionales de la mentira y sus aliados gobiernos corruptos moralmente.

Aunque sólo sea para que podamos seguir oyendo fados y disfrutando de algo en esta vida...


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