LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS... (Nos sobran los motivos)
Nos dijeron hasta la saciedad -y lo cansino que era- que se necesitaba otro modelo productivo basado en la economía del conocimiento. Y empleaban tres letras I+D+i (investigación + de...sarrollo + innovación), tres palabras que se pusieron de moda, junto con las energías renovables y limpias. Y la clave era el lograr la “excelencia”. Y había que desarrollar el espíritu emprendedor a través de la motivación creativa, incentivando, de camino, el espíritu egoísta y competitivo frente al solidario y humanista...
Y muchos les creyeron (tengo por costumbre no creerles, cosa, por otro lado, que se han ganado a pulso). Y sobre todo les creyó mucha gente joven; era aquello de que con el esfuerzo y la dedicación consiguirían los mejores expedientes de sus promociones y que el sacrificio les reportaría un porvenir brillante. Y pasaron a ser mileruristas durante muchos años; y hoy, ni siquiera ya son mileuristas; se quedaron sin trabajo y tienen que emigrar.
Para más inri, desde los poderes públicos ya no se habla de nuevo modelo productivo, ni de inversiones en I+D+i; como tampoco se habla ya de energías renovables... Antes, al contrario, se han desincentivado las políticas que buscaban aquel nuevo modelo, se han recortado (la nueva palabra de moda) los fondos públicas para la investigación y el desarrollo y se están revisando las ayudas y las apuestas por las energías renovables y limpias, toda vez, dicen, sus elevados costes... Y el discurso del emprendedor y creativo se ha diluido porque no hay nada fiable que emprender, dada la atonía del consumo y el miedo a fracasar ante una sociedad presa de su propio miedo y atemorizada de desilusiones al caer dia tras día en un mayor grado de empobrecimiento individual y colectivo...
Y para colmo, habrá dos modelos de sistema sanitario, diferenciados por rentas altas y medias o bajas; y dos modelos educativos, discriminados también por rentas, no por inteligencia; y dos sociedades, por tanto: los ricos (cada vez menos numerosos y cada día más ricos) y los pobres (cada vez más numerosos y cada día más pobres)...
Para esto, sinceramente, no hicimos la transición...
Nos dijeron hasta la saciedad -y lo cansino que era- que se necesitaba otro modelo productivo basado en la economía del conocimiento. Y empleaban tres letras I+D+i (investigación + de...sarrollo + innovación), tres palabras que se pusieron de moda, junto con las energías renovables y limpias. Y la clave era el lograr la “excelencia”. Y había que desarrollar el espíritu emprendedor a través de la motivación creativa, incentivando, de camino, el espíritu egoísta y competitivo frente al solidario y humanista...
Y muchos les creyeron (tengo por costumbre no creerles, cosa, por otro lado, que se han ganado a pulso). Y sobre todo les creyó mucha gente joven; era aquello de que con el esfuerzo y la dedicación consiguirían los mejores expedientes de sus promociones y que el sacrificio les reportaría un porvenir brillante. Y pasaron a ser mileruristas durante muchos años; y hoy, ni siquiera ya son mileuristas; se quedaron sin trabajo y tienen que emigrar.
Para más inri, desde los poderes públicos ya no se habla de nuevo modelo productivo, ni de inversiones en I+D+i; como tampoco se habla ya de energías renovables... Antes, al contrario, se han desincentivado las políticas que buscaban aquel nuevo modelo, se han recortado (la nueva palabra de moda) los fondos públicas para la investigación y el desarrollo y se están revisando las ayudas y las apuestas por las energías renovables y limpias, toda vez, dicen, sus elevados costes... Y el discurso del emprendedor y creativo se ha diluido porque no hay nada fiable que emprender, dada la atonía del consumo y el miedo a fracasar ante una sociedad presa de su propio miedo y atemorizada de desilusiones al caer dia tras día en un mayor grado de empobrecimiento individual y colectivo...
Y para colmo, habrá dos modelos de sistema sanitario, diferenciados por rentas altas y medias o bajas; y dos modelos educativos, discriminados también por rentas, no por inteligencia; y dos sociedades, por tanto: los ricos (cada vez menos numerosos y cada día más ricos) y los pobres (cada vez más numerosos y cada día más pobres)...
Para esto, sinceramente, no hicimos la transición...
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