En aquellos años de los primeros estudios universitarios ya nos llegaban sonidos foráneos que nos llenaban de sentido y sensibilidad, frente a tanta caspa y sonidos rancios tan constantemente retenidos en nuestro rechazo... Y en las discotecas más chic de por entonces también sonaban músicas que ya serían inevitables en nuestras vidas y que conformarían todo nuestro devocionario emocional y sentimental...
Y de entre estos músicos había uno que me gustaba oír siempre. Era, es, Neil Diamond. Y ya, desde entonces, siempre acudo a él cuando los días no vienen como esperábamos y como necesitaríamos...
Y de entre estos músicos había uno que me gustaba oír siempre. Era, es, Neil Diamond. Y ya, desde entonces, siempre acudo a él cuando los días no vienen como esperábamos y como necesitaríamos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios