CUANDO los días... [Lo que me queda de mis días: diario de un escéptico]
martes, 22 de agosto de 2023
EL LIBRO DEL SOSIEGO DE ROGELIO GARRET
domingo, 6 de agosto de 2023
MÁLAGA, LA CIUDAD SIN LEY
Son las 8,49 horas. Tras otra noche imposible de calor y ruidos (nunca he sabido qué hay detrás de las cabezas de la gente que grita en el silencio de la noche, cuando no se insultan y se baten a puñetazos y patadas, o motos y coches tocando el claxon para saludar a alguien, saludo que devuelve gritando un sonido ininteligible de complacencia), con discotecas en el centro mal insonorizadas y bares abarrotados de borrachos a voces, a esta temprana hora, cuando han desaparecido los borrachos y las discotecas están al fin cerradas, aparece un camión de la limpieza, a diésel, con un ruido espantoso y que vuelve a llenar de ruidos a Dodge City, la Málaga sin ley... Se supone que viene a regar con agua la ciudad llena de suciedades varias dejadas por los hooligans de la noche y madrugada, pero no sólo trae agua; viene también con un insoportable ruido: lo de los motores eléctricos ni les suena a los dirigentes políticos ni a la empresa concesionaria del servicio…
Y no sólo sucede los fines de semana: Málaga es como un recinto de ocio maleducado, gamberro y sin orden de lunes a domingo, sin horarios ni control alguno: el poder que debería garantizar las normas de convivencia está como ausente; quizás es porque aquel poder ausente está muy presente en el negocio del ocio gamberro y maleducado, donde los “guiris” en pandillas visitan la ciudad (barata para ellos, pero la han encarecido para los residentes del centro) y sin las restricciones de sus países: vuelos baratos, pisos turísticos donde pernoctan en masa, y a la calle, a emborracharse hasta el amanecer que acabará en broncas, gritos, peleas y ruidos insoportables… Y los del lugar vendrán al centro a imitarlos y a gritar más alto… Para entonces, pides auxilio y nadie acude…
Málaga ya no es la Ciudad del Paraíso. No. La Málaga de hoy es una ciudad sin ley; una nueva Dodge City, aquella del lejano oeste americano, donde impera sólo una ley: la de la hostelería y sus tentáculos en el poder local (Coppola está pensando rodar aquí El Padrino IV)...
Al cabo, la ciudadanía que habita el centro de la ciudad asiste impotente a diario a un ruido ensordecedor, a una inagotable ocupación de la vía pública por veladores consentidos y a una falta de respeto en forma de gamberradas a las puertas de bares/discotecas mal insonorizadas, amén de la suciedad ad hoc tras el consumo de alimentos y bebidas en la calle, así como necesidades orgánicas de todo tipo de animal (incluido el inhumano) y basuras apestosas desparramadas en el suelo...
Lo dicho, Málaga es la nueva Dodge City, la ciudad sin ley... Y ojo: está afectando a la salud de los vecinos que vivimos en el centro de la ciudad, aunque es un fenómeno que se extiende ya casi por toda la ciudad...
P:D.
¿Para cuándo los poderes públicos serán ejemplares? ¿Para cuándo van a cumplir la normativa y desmantelar intereses ocultos de poderes fácticos ligados al sector hostelero y de ocio? Málaga se parece cada vez más a la Chicago de Al Capone y al New York de Vito Corleone y Mario Puzo… Y si tanto hablan del coche eléctrico los poderes públicos, ¿para cuándo van a renovar esta flota dieciochesca en modo tanques rusos de Putin?
¡Mirad qué máquina! ¡Pero si parece un tanque de Putin!!!
¡¡¡Esto es la guerra contra el bienestar de los ciudadanos malagueños!!!
¡Socorrooooo!!!!...
Y AQUÍ SEGUIMOS...
Mi generación tuvo que optar por tomar partido y hacer política, aun sin querer, harta de que la hicieran -y de aquella manera- por nosotros aquellos desalmados que decían habían ganado una guerra...
Sí, tomamos partido quizás demasiado pronto porque era urgente... Y sustentado en lecturas de ensayos a cuenta gotas prohibidos y que, como utópicos, no servían para mucho; pero al menos nos señalaron el camino que teníamos que comenzar...
Pronto descubrimos que aquel camino sería largo y difícil... Tanto como asistir aún hoy a regresiones del pasado que creímos superado y que ha resultado ser muy frágil.
Por eso a los de mi generación nos duele el desdén de muchos que se dijeron nuevos hacia aquellos difíciles años que no vivieron y que iban, van, de profesores de universidad; por cierto, pobres alumnos manipulados con tanta fullería intelectual...
Y también, durante el viaje, hubo muchos desencantos; zancadillas, temores todos; dudas inesperadas e insuperables; corruptelas desde lo más alto de la pirámide social, económica y. política... Y es que, en el fondo, éramos tan jóvenes que desconocíamos, por entonces, la condición humana; una condición humana que a pesar de tanto todo (para nada, quizás, que diría el poeta) aún hoy a muchos nos sigue sorprendiendo por inabarcable desde una incierta apuesta por la solidaridad y la igualdad de oportunidades: es la certeza de la maldad humana, irrepetible quizás en otras especies animales, que si lo son es por supervivencia y alimento, no por avaricia ni por creerse superior a sus semejantes...
Mientras tanto, aquí seguimos, muchos de los de entonces, dispuestos a defender lo que hicimos y por qué lo hicimos; y sobre todo, dispuestos a que nuestra parte de razón siga siendo parte de una verdad superior, la colectiva...
Como gaviotas que a diario sobrevuelan el mar intentando seguir sobreviviendo a su modo...