lunes, 9 de abril de 2012

¡BASTA YA!

LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS...

1.
La obscenidad de muchos políticos empieza por las formas del lenguaje que emplean; continúa con los juegos de despiste y de doble sentido y sin especificar cual; y termina haciendo lo que dijeron que no harían por el bien de ya sabemos quiénes...

En esas tres fases consiguen atemorizar al personal, que acaba asumiendo la falsa verdad como mentira colectiva, pero inevitable.

Sólo unos pocos se divierten con el asunto: los conocemos de referencia.

Para el resto el drama ya no es lo inevitable del deterioro vital y el empobrecimiento generalizado, que sí lo es y enorme; el verdadero drama y profundo es la podredumbre moral que asiste a la mayoría de la sociedad que consiente con su silencio tanta desvergüenza de salón y tanto robo de guante blanco en connivencia con los que elegimos para que nos defiendan de aquellos, los otros, los enemigos de siempre, los desvergonzados de salón y los que llevan guantes de seda blanca...

Me tengo por persona aceptablemente informada de lo esencial de la historia de la humanidad. Y me cuesta encontrar una aproximación siquiera a un trozo de la historia de la humanidad donde se explicite con tanta claridad la indecente y amoral apuesta por el caos colectivo y consentido por la siempre acomodaticia mayoría silenciosa. Porque es verdad, la historia se repite y pudiera ser comparable a determinadas situaciones de la historia reciente, pero nunca con tanta información por parte de los afectados, ni nunca con tan clara visión de la que ha sido y será en la historia la gran estafa financiera del final de siglo XX y principios del XXI...

Ya es hora de decir basta. Ya es hora de acabar con ellos...

¡Y de decirles que hasta aquí!...

Armémonos de decencia colectiva y propaguemos el orden moral de la solidaridad, iniciando así el camino hacia la utopía de la humanidad que se halla en la libertad individual y colectiva de todos...


2.
Como ejemplo de lo que decíamos sobre la obscenidad de los políticos baste lo que hemos conocido hoy sobre la decisión del Gobierno de Rajoy de recortar 10.000 millones de euros en sanidad y en educación, días después de presentar los Presupuestos Generales del Estado.
Y más allá de las contradicciones internas (es un espectáculo impropio de quienes se ven capacitados para dirigir la sociedad al constatar cómo desde el partido que sustenta al gobierno dicen que las declaraciones de un Ministro del Gobierno de España las son a nivel personal), no es de recibo la propuesta del gobierno sobre la aportación de las rentas superiores a 100.000 euros, al sólo ser un escalón de separación de distintos niveles de servicios: los que reciban más rentas se podrán financiar con desgravaciones servicios sanitarios que el resto no tendrá; me temo que habrá, por tanto, servicios que para acceder a ellos habrá que tener un seguro privado, dejando en lo que llaman "gratuidad" servicios mínimos, regresando así al oscurantismo de las desigualdades que ya creímos superado...
Por cierto, forma parte de aquella obscenidad de muchos políticos el concepto de servicios públicos gratuitos. No lo son; se financian con nuestros impuestos y precisamente en la progresividad de aquellos impuestos está la garantía de su universalización: los más ricos financian más aquellos servicios, que nunca son gratuitos, como reiteran obscenamente los indecentes y desahogados políticos al uso...

3.
Como nos temíamos, muchos de nuestros políticos no cuestionan la raíz del problema, sino que van dando palos de ciego al dictado de una soberanía foránea que padece un enorme déficit democrático: mientras el gobierno de Europa no sea elegido democráticamente por los ciudadanos europeos, toda decisión de aquel sucedáneo de gobierno llamada Comisión Europea será siempre una decisión que la ciudadanía no debería aceptar como legítima.
Pero claro, lo lamentable es que cuando la nave iba y España también iba en esa nave, todos asentaban y nadie cuestionaba los déficit de soberanías; y así, nadie cuestionó el plan de estabilidad que obligaba a un máximo de déficit del 3% del PIB, y que, por cierto, países que hoy nos exigen esta disciplina no cumplieron y no pasaba nada... Pero claro, ese instrumento de política económica anticíclica han decidido que deje de existir, y se mantiene el 3% como objetivo de déficit aunque estemos ante una profunda recesión. Evidentemente, es una aberración desde todo punto de vista y que ni siquiera Obama en EE.UU. (escenario del sistema liberal en lo económico por excelencia) se ha atrevido a implementar; antes al contrario, la lucha contra el desempleo y la recesión es prioritaria a la lucha contra el déficit en coyunturas recesivas como la actual y así lo ha asumido el pueblo americano.
Claro que, esta aberración sólo responde a una oportunidad histórica: quieren cobrar las deudas privadas del sur de Europa ya, y se quieren garantizar que no haya más deuda en el futuro más cercano, más allá de intereses nacionalistas mezquinos de algunos dirigentes europeos en connivencia con aquellos intereses privados de los prestamistas.
Y claro, ante esta situación, en vez de luchar contra este estado de cosas, nuestros políticos de turno se pliegan a aquella voluntad y asienten; y en vez de intentar un respiro en la lucha contra el déficit y buscar más ingresos (el fraude fiscal en España es escandaloso; se debería subir el impuesto de sociedades al 35% sobre beneficios y tendrían que desaparecer muchas desgravaciones antes del impuesto: las sociedades solo tributan sobre beneficios, tras desgravar lo indecible; se deberían subir los impuestos especiales del tabaco y el alcohol: si el tabaco y el alcohol matan o causan muchas enfermedades crónicas, es lógico que se grave más estos productos malignos para la salud; y recuperar figuras como el impuesto sobre el patrimonio y actualizar el de sucesiones) sólo hacen recortes y más recortes de gasto, empobreciéndonos de una manera escandalosa a todos y llevando a este nuestro país a la ruina más insólita e injusta, siendo como somos un país solvente y con capacidad suficiente para salir de este atolladero, mezcla de intereses avaros, déficit democrático, pérdida de soberanía y gobiernos peleles al servicio de aquellos intereses...
Y como resultado, una ciudadanía atemorizada, asustada y desmovilizada por el miedo a la vida presente y futura...
Todo un incierto panorama en manos de unos políticos que no están a la altura...

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