jueves, 12 de abril de 2012

DE LA INDIGNIDAD DE LOS MANIPULADORES

LO QUE ME QUEDA DE MIS DÍAS... (De la indignidad y la maldad de los manipuladores)

Cuando era pequeño, quiero decir, más pequeño que ahora (siempre me siento joven; menos mi cuerpo, con el discuto sobre el tiempo, eso de lo que él tanto sabe), sentía la necesidad casi permanente de que la gente que tenía alrededor me conociera bien y me ayudara a conocerme, pues siempre pensé que nunca acabamos de conocernos nosotros mismos y, por tanto, solicitaba siempre ayuda (sibilinamente, claro); quizá por eso siempre me gustó discutir de todo y con todos, cosa que sigo practicando a menudo: nada me gusta más que "entrar al trapo" de cualquier asunto que afecta a los seres humanos, al mundo, a la vida... Porque no hay mejor forma de conocernos a nosotros mismos que discutiendo sobre los grandes asuntos pendientes, eternos; aquellos que siguen sin respondernos a las imperecederas preguntas ante nuestra limitadísima capacidad de conocimiento del hombre y sus asuntos. Pero siempre lo hice con gente y sobre asuntos inteligentes, de los que poder aprender; porque también supe demasiado pronto que lo malo y la mediocridad es lo primero que se pega, de los que hay que huir como de un asesino de almas... Porque nada hay más enriquecedor que discutir con gente brillante, honesta intelectualmente y capacitada; como nada más empobrecedor, triste y estéril que "entrar al trapo" de gente indocumentada, osada, soberbia y malvada que usa ese método de las medias verdades aprendidas de otros para manipular la realidad, su único fin, cuando no sabe (¿o sí?), que el primero que se denigra con esa manipulación es su moral y su honestidad: nada hay más transparente que la maldad... Y este tipo de persona abunda tanto que me llega a molestar a futuro, como una esperenza ida; y para cuando aquellas malas personas son públicas, es decir, representan a la sociedad en alguno de sus ámbitos, se convierten en personajes detestables, faltones, mentirosos y manipuladores, a sabiendas; y presuponiendo, además, una enorme ignorancia colectiva del resto de la humanidad. Claro que para ignorantes, ellos, que ni siquiera saben que son ridículos, mentirosos e indignos de estar donde están, asumiendo un papel que les viene grande, más allá de su inmoral impostura, inhumana y falsa como su alma de bandolero de la verdad...

P.D. He oído a De Guindos (Ministro de Economía del Gobierno de España) amenazar a los españoles señalando que este ajuste nada tiene que ver con el que nos harían en el caso de una intervención por parte de quienes sabemos ya. Una forma de intimidación inaceptable: meter el miedo en el cuerpo con la amenaza de una intervención de la UE no sólo es indecente (un político democrático tiene que defender constantemente la democracia y la soberanía del pueblo, como hizo Allende, hasta con su vida si hace falta); además es la prueba del nueve de la incapacidad de convicción de este representante, otrora, de los intereses de los que nos siguen considerando como imbéciles e ignorantes...

Como veis, una vez más, mi método funciona; entre estos hombres y yo hay algo personal: no se merecen ni discutir con estos ladrones de almas (mi hermano pequeño tuvo un grupo de música que se llamaba así: ladrones de almas; pero sólo eran ladrones de mentiras que nos las devolvían hechas verdades emocionales). Estos, en cambio, son ladrones de sus propias almas que las venden al diablo, ese personaje con el que tanto intimidan en el poder...

Sí, me apasiona discutir; pero con la inteligencia; nunca con la maldad...

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