"Dos amantes cuya única profesión es amarse, han de buscar una ciudad, una ciudad grande, tumultuosa y creadora... De modo que por la noche, cuando se reúnan, al no haber pasado el día inacabable viéndose las caras, cada uno le transmita al otro la vibración de la vida, y renueven el encanto de su soledad y de sus besos..." (EÇA DE QUEIRÓS: Los Maia. Pre-Textos. Valencia. 2008)
Leo estas líneas de esta deliciosa novela -a la que recurro como se recurre al pasado épico y decadente de historias recientes en el tiempo y cercanas en la distancia: con ese cierto decoro del alma con el que siempre me asomo al mundo de ayer- y es admirable la elegancia con la que explicita lo que siempre sostengo: la convivencia diaria lo mata casi todo (sobre todo, lo más importante: el amor y sus pasiones) y contribuye a ello, en gran medida también, el urbanismo moderno, con esos pisos-apartamentos tan pequeños para más de una persona. Claro que esos apartamentos pequeños son los ideales para no convivir (cada uno en su casa, salvo cita previa) y salvaguardar el amor y sus pasiones como decía Eça de Queirós...
El problema es cuando aparecen los hijos; por tanto, cada uno en su casa es el modelo ideal cuando no hay hijos, o cuando los hijos ya son adultitos y asumen el modelo (o no lo asumen y es su problema, nunca el nuestro)... Y desde luego es el ideal para cuando los divorcios o las rupturas: no caer en el mismo error, pues los espacios son fundamentales... Y, a ser posible, hablándose respetuosamente de usted; y pactando dónde cenar juntos (o no, separados), y dónde pasar la noche juntos (o no, cada uno en su cama), y "¿en su casa o en la mía, señora?", previa cita por escrito...
Me complace constatar, de nuevo, que el mundo de ayer me sigue dando la razón... Quizá es que en el mundo de hoy todo es tan mezquinamente primario y utilitarista que me produce siempre el rechazo... ¿O es que yo soy de ayer? ... Más bien soy de nunca...
¡Jó...!
http://www.youtube.com/watch?
Leo estas líneas de esta deliciosa novela -a la que recurro como se recurre al pasado épico y decadente de historias recientes en el tiempo y cercanas en la distancia: con ese cierto decoro del alma con el que siempre me asomo al mundo de ayer- y es admirable la elegancia con la que explicita lo que siempre sostengo: la convivencia diaria lo mata casi todo (sobre todo, lo más importante: el amor y sus pasiones) y contribuye a ello, en gran medida también, el urbanismo moderno, con esos pisos-apartamentos tan pequeños para más de una persona. Claro que esos apartamentos pequeños son los ideales para no convivir (cada uno en su casa, salvo cita previa) y salvaguardar el amor y sus pasiones como decía Eça de Queirós...
El problema es cuando aparecen los hijos; por tanto, cada uno en su casa es el modelo ideal cuando no hay hijos, o cuando los hijos ya son adultitos y asumen el modelo (o no lo asumen y es su problema, nunca el nuestro)... Y desde luego es el ideal para cuando los divorcios o las rupturas: no caer en el mismo error, pues los espacios son fundamentales... Y, a ser posible, hablándose respetuosamente de usted; y pactando dónde cenar juntos (o no, separados), y dónde pasar la noche juntos (o no, cada uno en su cama), y "¿en su casa o en la mía, señora?", previa cita por escrito...
Me complace constatar, de nuevo, que el mundo de ayer me sigue dando la razón... Quizá es que en el mundo de hoy todo es tan mezquinamente primario y utilitarista que me produce siempre el rechazo... ¿O es que yo soy de ayer? ... Más bien soy de nunca...
¡Jó...!
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