lunes, 22 de agosto de 2011

EL DECLIVE DE AGOSTO

Comienza el declive de agosto, ese mes frontera, y lo hace cansino y al menos con una posible buena noticia: pronto acabará la masacre en Libia; pronto, otro dictador, otro loco, otro iluminado (quedan unos pocos, como el Papa que acaba de abandonar España; algunos, como este Papa, no hacen la guerra física sino intelectual y moral, lo cual no sabemos si es mejor o peor) acabará en los tribunales internacionales como un ejemplo de que, más tarde o más temprano, la humanidad va haciendo un poco de justicia dentro de lo desalmada que se encuentra en su mayoría.
Atrás queda muerte, barbarie, atrocidades inhumanas, esas cosas impensables y que uno no termina de entender cómo son posibles aún en el siglo XXI. Como la reciente visita del Papa, tan indecente, tan inmoral, cuando el mundo padece hambrunas en Africa, en Somalia, en tantos lugares abandonados de Dios, ese Dios que reclaman estos vividores del cuento; aquel desde hace ya 2011 años; por cierto, poquísimo en tiempo histórico, desde que el hombre en la tierra, y como prueba del nueve de la falsedad del cuento: el hombre vivió millones de años antes sin necesidad de Papa alguno, y de seguro que fue más feliz (excelente Arias en su artículo del otro día: la Iglesia de Roma sólo busca que no seamos felices para no ser libres, decía).

Y así, en este declive de agosto, agotador en temperaturas imposibes e insufrible en paisanaje ordinario por cualquier rincón que uno pretenda esconderse, cuando aún soy la vida, al menos nos llegan noticias con una cierta esperanza...

Aunque tampoco las tenemos todas con nosotros, pues, como decía Julio Cotázar, "ser bueno es siempre olvidarse de algo, creer que la fiesta va a durar"; y así, pronto, sin tiempo para la dicha, alguien o algo nos alejará de nuevo el horizonte de la utopía de la felicidad.

Mientras tanto, gocemos de la hermosura de estos sonidos y de las buenas noticias que nos llegan de Libia...

http://www.youtube.com/watch?v=kFxLJiFL3l0&feature=related

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