Hará calor; en Málaga hará calor... Habrá que refugiarse de las afueras; habrá que gozar de los adentros; o quizá no salir del agua en todo el día; será un día de campo en aquellos campos de las huertas de Coín, donde siempre te refrescas; sino el cuerpo, los adentros; son nuestros paisajes primeros, aquellos de los asombros en verdes infinitos, en amarillos de frutas, en tierras ocres, marrones o rojizas; y agua, mucha agua, hasta calar en huesos fríos de inviernos húmedos; como sus aires templados en colinas y valles...
Son los olores que nos llevan al inicio; a todo; a la nada...
Es la vida que te empuja al regreso; a todo; a la nada...
Y es el mundo que te obliga en refugios donde protegernos de espantos;
allí, donde aún permanece lo esencial, la raíz, el misterio de vida, el asunto...
Hará calor en Málaga y habrá que protegerse de las afueras...
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