domingo, 14 de agosto de 2011

EL TIEMPO DE VIVIR

Amanezco tardío de cansancio y de rechazo; prosiguen los calores y los trasiegos, cuando aún quedan paciencias que los soportan, ante unas afueras tan bellas, tan hermosas en los otoños, en los inviernos o en las eternas primaveras de las que disfruto, como insoportablemente insufribles en estos veranos ordinarios por el sur del Sur, con tanto trajín de gente por educar, por convivir, por hacer...
Y cuando se conmemora los 25 años de la muerte de Borges, uno de los imprescindibles en este mi mundo, leo versos, sus versos, y me reconcilian, de algún modo, con las afueras que poco a poco iré recuperando; porque sólo es cuestión de las tardes del tiempo...

...Ya casi no soy nadie,
soy tan sólo ese anhelo
que se pierde en la tarde.
En ti está la delicia
como está la crueldad en las espadas...

...En nuestro amor hay una pena 
que se parece al alma.

que ayer sólo eras toda la hermosura
eres todo el amor también, ahora.

JORGE LUIS BORGES

Siempre he sostenido que el mejor Borges, para mi, es el Borges poeta; él mismo lo llegó a decir, creo recordar, en un prólogo de uno de sus libros de poemas (¡ay!, la memoria tan limitada y en decadencia siempre...). Y así, insisto, cuando más apenado estoy, o entristecido como esta mañana tardía de cansancio y ordinariez, o contrariado por algo que sólo le evita un gesto de ternura, me acerco a Borges, a cualquiera de sus poemas, y ya bastan sólo unos versos, unas estrofas, para recuperar el tono, eso tan necesario para continuar la vida, sus horas y sus asuntos con la decencia de amar la vida...

Ya, para entonces, habrá pasado el malestar; habrá pasado el tiempo: "En aquel tiempo, buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora las mañanas, el centro y la serenidad". J:L: Borges


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