domingo, 15 de mayo de 2011

VIVIR BIEN

Amanezco muy tardío de vida... Sí, vivir es un regalo de los dioses cuando la vida es grata, cálida y digna; de lo contrario, no es vida, es intento de olvido de vida; es la muerte, pero en vida...
Leo en prensa (El País) un artículo sobre la ausencia de una valiente ley de eutanasia... Hace años me hice socio de D
MD (derecho a una muerte digna), como un gesto, como mi pequeña contribución a ese imprescindible derecho: si nadie nos preguntó si quisimos venir al mundo, ¿por qué nos impiden irnos cuando queramos? Dicen que somos libres, pero no nos dejan libertad para elegir, excepto a ellos, casi siempre los mismos. Desde entonces, y a diario, intento siempre convencer, aunque sea sólo a una persona, de esta necesaria ley. Porque vivir es apasionante, siempre que haya calidad de vida...

Una calidad necesaria y que no tuve en la noche; pero me adormilé en madrugada, y al abrir los ojos y ver este espléndido sol que nos acompaña hoy por el Sur, y mirar al mar, gozoso y lento de aguas, me recompuse de gargantas y narices imposibles... Y recordé que siempre que enfermaba en aquellos años de penitencia, oía músicas que me animaban sobremanera; tanto como lo hace hoy este Tren a Memphis que nos trae Rufus Thomas con tantos recuerdos de aquellos años del aprendizaje del bien y del mal... Un mal que abundaba tanto, que cuando aparecía el bien lo celebrábamos hasta el amanecer...


Porque vivir bien es un delicioso regalo de los dioses...

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