martes, 24 de mayo de 2011

MARAVILLOSO

Un signo de distinción de la modernidad en los espacios públicos, tan excesivos siempre de vanidad, es considerar como maravilloso el ser uno importante en la vida y en la sociedad en que vivimos, cuando lo verdaderamente importante es ser, simplemente, maravilloso. Y más cuando esa importancia ha sido conseguida a través de la obscenidad o de la mentira.
Y esta estética, esta moralidad, parece que se repite una y otra vez; sobre todo en sociedades que nunca sin llegar a casi nada ya se creen de vueltas...
Y encima, estos son los que aparecen como los verdaderamente importantes y suelen ser espejos de muchos: la historia reciente de España está llena de ejemplos de lo que digo.

También existen, afortunadamente, aquellos que son reconocidos por su esfuerzo, su entereza, su dedicación y su honestidad; estos quizá sean los maravillosos, los maravillosos seres humanos a los que aspira siempre una minoría (por desgracia), y como tal minoría sólo lideran el sosiego de otra minoría: la que tiene la sensibilidad suficiente como para valorar la decencia y el éxito humanos, no pícaro como aquel.

Para colmo, el mundo cambia tanto y a tanta velocidad, que si bien el trabajo fue una condena por el pecado original, hoy es un bien escaso que acarrea conflictos sociales en sociedades poco cohesionadas socialmente. Y claro, con estos vaivenes de los ideólogos del más allá y del más acá, uno acaba adulando la indecencia de aquellos golfos y vanidosos de  la nada, frente a la pulcritud y la decencia de la minoría creativa, digna y honesta que suelen ser nuestros maravillosos seres humanos, aquellos que nos hacen disfrutar de la hermosura, nos alegran los momentos y nos empujan a la vida...
Como este fado al modo muñeira que me empuja a Galiza, la tierra que siempre sueño, y a donde te quiero llevar; a ti, que hoy tampoco te nombro...

http://www.goear.com/listen/ef6026d/galizia-mina-terra-maria-do-ceo

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