jueves, 5 de mayo de 2011

EL MES DE LAS FLORES

Continúan las mañanas primaverales por el Sur en este mayo que poco a poco recupera aquellos mayos de nuestra infancia, llenos de flores, de vírgenes y ejercicios espirituales en Villa San Pedro, con aquellas monjitas que nos daban a merendar pan con chocolate, y con muchos misterios de amor...
Sí, mayo era el mes de las flores. Recuerdo cómo los agustinos nos llevaban a la Iglesia de la Victoria, a rezar y cantar a la Virgen; como recuerdo también aquellos inmensos olores a vida nueva de flor y que nos anunciaba que pronto, muy pronto, llegarían las vacaciones, aquellas que nos llevaban al pueblo de Tolox, donde pasábamos el verano con traslados y regresos casi diarios al campo, aquel campo donde las ovejas, donde las cabras, donde las ondas de esparto que nos hacía Juan, aquel hombre bueno que tanto nos quiso; y donde la era, donde el río, y donde pasamos quizá los mejores años de nuestra vida aquellos niños asustados de mundo y escondidos de todo...
Como escondido, o quiza huido, me hallo en este mayo imposible para los ojos. La obscenidad del mundo no sólo es palpable; lo peor de todo, es que ha perdido hasta las formas. Ya sabíamos que casi todo valía; pero que encima se vanaglorien de aquellas inmorales formas es quizá el mayor descubrimiento colectivo de cómo la amoralidad ha copado todo el espacio público del mundo conocido.
El otro, el desconocido, sigue igual o peor: les llaman romerías; las llaman tradiciones; pero se sigue rezando y cantando a las vírgenes como si en ellas estuviera la salvación que tanto nos dijeron por entonces, cuando aún éramos felices y no sabíamos de tanta mentira ni de tanta indecencia...

Les siguen llamando los misterios del amor divino, como entonces. Pero yo prefiero quedarme siempre con los terrenales...

http://www.goear.com/listen/71941d1/mysteries-of-love-antony-and-the-jonsons

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios