Siguen los días viniendo al mundo cargados de luz y de olores que nos consuelan ante tanta realidad, inmadura como un niño. Porque no sólo somos inmaduros en nuestros actos; también pareciera que el siglo XXI hubiese nacido inmaduro de vida, de conocimientos y experiencias del hombre; como si, de pronto, se hubiese detenido la historia; para así olvidarla y poder repetirla; sin referencias, sin experiencias; como un tiempo nuevo e inmaduro, tanto o más que muchos seres humanos, que tanta gala hacen diarimamente de su inmadurez, tanto emocional como intelectual. Y es algo a lo que nos tiene ya demasiado acostumbrados el espacio público español, con tanto mediocre en tanto puesto de responsabilidad. Aunque lo peor de todo no es que sean mediocres; lo peor es que no son conscientes de su mediocridad, lo que agudiza nuestra melancolía y tristeza, y agudiza la inmadurez de los ciudadanos que volverán a darles manos libres en sus quehaceres tan inciertos como indecentes.
Para entonces, será el declive, lo oscuro. Y es lo final: ¡Aquí no se salva ni Dios!
¡Y es lo último! ¡Es la nada!
Claro que, al menos siguen viniendo los días cargados de luz y de olores que nos consuelan.
P.D. Otros se consolarán con romerías, y habrá coros de peregrinos por los caminos de Andalucía; pero puestos a elegir, me quedo con este coro de peregrinos de Tannhauser.
http://www.goear.com/listen/
Para entonces, será el declive, lo oscuro. Y es lo final: ¡Aquí no se salva ni Dios!
¡Y es lo último! ¡Es la nada!
Claro que, al menos siguen viniendo los días cargados de luz y de olores que nos consuelan.
P.D. Otros se consolarán con romerías, y habrá coros de peregrinos por los caminos de Andalucía; pero puestos a elegir, me quedo con este coro de peregrinos de Tannhauser.
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