sábado, 14 de mayo de 2011

GENERACIONES PERDIDAS

Cuando hoy se nos habla ya en foros políticos y económicos de la posibilidad de una generación perdida ante el enorme desempleo juvenil en España, he recordado que mi generación también lo fue perdida en muchas cosas; no sólo había también mucho paro y ninguna posibilidad de salir al extranjero a buscarlo (por mor de los déficit académicos, sobre todo en idiomas: recordemos que el inglés era una "María"), sino que además fue una generación perdida en lo cultural, en lo humanista y en el sentido solidario de la vida de cualquier persona medianamente libre y sensible ante la adversidad de la triste realidad de entonces. Y entre aquellas pérdidas irreparables siempre recuerdo el flamenco, ese arte que sólo una minoría administraba y medio mantenía en su esclavitud de gargantas hambrientas a tanto y tanto artista escondido de vida y de ideas... Sólo triunfaba (y poco) una minoría, y los quejíos del flamenco nos eran filtrados en romanzas copleras y sucedáneos de aquellos cantes por derecho, donde no sólo se hablaba de amor y desamor, sino de destinos impuestos por el yugo y la indecencia frente a la falta de libertad...
Con los años, nos fuimos acercando a ese mundo que sólo se podía disfrutar en peñas siniestras dirigidas por franquistas al modo de señoritos antiguos; sin una peseta en el bolsillo, pero jugando a rico y señorito sin casta ni origen, que siempre es de lo peor: los imitadores de la indecencia.... Y por suerte para muchos, y con mucha dedicación y esfuerzos para superar tanto rechazo, al fin podemos decir algunos, que lo intentaron pero no consiguieron que también en esto fuésemos una generación perdida.
Y así, hoy podemos disfrutar de esta música prodigiosa, como lo hace este enorme Mairena, que fue quizá el más grande...


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