sábado, 29 de octubre de 2011

MARBELLA, SU MAR Y SUS CIELOS...


Amanezco pronto en este último otoño de atardeceres amplios; hoy, en la noche, me quitarán una hora de tarde; esa hora que me abandonará hasta la primavera; una hora que me daba vida, aunque fuese tarde; porque era la última, y era la esperanza... 
Llegaba tarde a la tarde; atardecía entonces sin tardar; a partir de hoy ya no habrá tardes tan tarde, y no atardecerá tan tarde...
La tarde, con la tarde... 
En la tarde...
Y me voy, que llego tarde: mi sobrino, mi indispensable Rafael, mi asesor sanitario, me espera en la farmacia (tensión, y repaso general tras analíticas varias). Lo celebraremos luego (siempre hay que celebrar la vida, aunque sea triste) con unos buñuelos del pueblo (una especie de masa frita que una vez al trimestre no hace daño), y bajaré, luego, por los montes de Monda y Ojén hacia Marbella, donde la mar, dicen, es más bella... Y donde, dicen también, que los cielos azules se bañan en el mar.

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