miércoles, 5 de octubre de 2011

¡LO QUE NOS ESPERA!

Decía Emilio Lledó que "somos víctimas de la cólera de los imbéciles". Y lo son tanto que se creen que los imbéciles somos nosotros, no ellos, lo cual corrobora mis temores: además de indecentes y de imbéciles, son inmorales de la nada, pues nada son más allá de su indecencia.

Desde que me conozco siempre fui temeroso de los que nos despreciaban con sus débiles y mediocres discursos: siempre acababan metiéndonos miedo, como castigo último frente a la disidencia; como recurso débil e insuficiente, dada su elevada mediocridad intelectual; porque eran poderosos en medios y en ornamentación, pero imbéciles en su discurso al partir de una inteligencia de primate por educar, de vida y de saber. ¡Y con tantas carencias de todo tipo!...

Con los años aprendí que hay que estar vigilantes siempre; no me canso de repetirlo: todo es empeorable si no los atamos en corto; la mediocridad siempre se extiende en silencio, ante la pasividad de la inteligencia, atónita y asombrada de melancolías. Y quizá no hemos estado lo suficientemente vigilantes: sólo basta ver lo que nos está ocurriendo a diario. Y así, nos engañaron como a imbéciles, con aquello de que España iba bien; nos volvieron a engañar (y esta vez los que nunca deben de engañar a los suyos), también como a imbéciles, con aquello de que bajar los impuestos era de izquierdas... Y no levantábamos la voz: fue la pasividad de la inteligencia frente a la movilización de la mediocridad triunfante y el miedo, siempre el miedo a los abismos.

Con esa moral inmoral, con esa estética inconsistente, fuimos sobreviviendo y creyéndonos menos imbéciles de lo que nos consideraban los verdaderos imbéciles... Pero de pronto, nos pusieron en el lugar que creímos haber abandonado; otra vez nos trataban como a imbéciles con una estafa que pasará a la historia de la infamia y de la maldad. Y nos obligaron a que, además de imbéciles, fuésemos más esclavos aún de ellos... Y en esas estamos. Pero nuestra imbecilidad parece que no descansa y sigue creciendo... No sólo una pandilla de indecentes imbéciles nos trata como a imbéciles dóciles y esclavos; encima, somos tan imbéciles que les daremos los votos el proximo 20-N para que nos sigan maltratando como a imbéciles, sólo que esta vez nos tratarán, además de como a imbéciles y borregos, como a súbditos: la regresión social, política y económica será tan histórica que en Castilla La Mancha ya fichan a antiguos falangistas para aquella labor renacida al modo de reconquista; y ya Rouco sueña con sacar a Rajoy bajo palios de la Catedral de la Almudena el día de su coronación como nuevo generalísismo de la mediocridad y de la imbecilidad. Y, al parecer, cuentan que ya ha insinuado que trasladará los servicios de La Moncloa al Palacio de El Pardo, done quiere fijar su residencia oficial...

¡Lo que nos espera!...
¡Pandilla!....

(P.D. Hoy he sabido de Eduardillo a través de Facebook, hijo de mi familia de Sevilla. En Sevilla, cuando me fui a trabajar -yo tenía por entonces 32 años-, no tenía familia carnal en la ciudad; pronto conocí a una familia, los Marín-Filpo, que gracias a su acogida y a su amistad, consideré siempre mi verdadera familia de Sevilla. Luego vivnieron las distancias físicas, los años difíciles de enfermedades, y mi regreso a Málaga. Y hoy supe que mi familia de Sevilla está bien, que ya tenemos cinco nietos y que mi amigo-hermano Eduardo padre ha vuelto a fumar, a pesar de que padece también de EPOC. Y le he dicho a Eduardillo, mi amigo-hijo -lo vi crecer, casi de bebé, junto a su hermana Carolina- que le regañe de mi parte.
Hoy es un día feliz a pesar de los imbéciles que nos quieren seguir tratando como a imbéciles... Claro que, lo mismo nos lo merecemos.
Un abrazo fuerte, Eduardillo.
Besos y abrazos para toda mi familia de Sevilla)

http://www.youtube.com/watch?v=UDS3eMLQGCw

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