domingo, 9 de octubre de 2011

LAS SIMPLES COSAS


"Hay compañías perfectas,
las que no hablan y dicen
tantas cosas sin hablar,
que no decimos y se entienden
aunque no se hablen porque
van de mano de la verdad.
Música en los labios, 
aquellos que amé tanto.
Los labios que tú sabes
y no olvido".
JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS (Entre otros olvidos)
Amanecer tardío en horas y leer estos versos, con un café expresso y un sol preciso que dora sin acalorar, de cierto que es un amanecer en una mañana única. Los vientos escasos de las afueras mecen la arboleda, mientras los pájaros, inquietos de alas, revolotean sus copas... Las cosas de los domingos son lentas; como los cuerpos de los domingos son inciertos. Prensa tardía; horas escasas... 
Pero llegará, sin remedio, la tarde; y recordaré, una vez más, aquellas tardes de domingo de los otoños de por entonces, cuando, y al pronto, sentías una frialdad, un escalofrío, un desconsuelo... Y recordarás los años del colegio, de los curas, de las mentiras y los deberes forzados... Y los miedos; y los fríos... Sí, mi generación no sólo sufrió de miedo; también lo hizo de frío, un frío rancio como el aire que movía la vida escuálida de aquellos rincones de nuestras sórdidas tardes de domingo, llenas de temores a lunes de curas vestidos de negro, a aulas frías revestidas de azulejos tristes, y a escaleras inmensas de mármoles fríos y quietos como un espanto... 
Reconozco que aquellas tardes de domingo me marcaron para siempre: no las he superado... Y cuando llegan los domingos, desde el amanecer, por muy hermoso que éste venga a recibirme, como el de hoy, que me trajo estos bellísimos versos de Muñoz Rojas, siempre, siempre, termino regresando a aquellas tardes tristes y siniestras de los domingo de aquellos mis últimos años 50 y primeros 60... 
Fueron ya, pero permanecen en mi...

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