10:00 horas
Amanece luminoso de azul en Ferrol, cuando ya desayunado y aseado me dispongo a recoger y bajar hacia el sur de Galicia, a mis territorios más cercanos de la Tierra prometida al fin alcanzada... Antes, en menos de una hora, entraré en Santiago, donde el Sr. Y entraré en la catedral cual peregrino de la hermosura.
13:30 horas
Estoy en Quintana, la praza aledaña a Obradoiro, en Santiago de Compostela. He visitado al Apóstol, pero no pude saludarlo: no aguanto las colas. . . Enfrente la casa de la Parra. Delante una estrella galicia con espumas. . . Un saludo, ciudadanos. . .
14:45 horas
Comiendo en el Casino de Santiago, un lugar con sabor tan antiguo que parezco Valle-Inclan disfrazado de turista. Me he zampado una fabada. El cuerpo me pedia legumbres y el alma sosiego de marisco. Helados, albariño, café. Esta ciudad del Apostol me fascina y me enloquece cual Alonso Quijano. . .
17:50 horas
De regreso a Pontevedra, he salido un momento a ver a Rosalia de Castro en su casa-fundacion, enfrente de La Rosa, como llamaba Cela a la estacion de tren de Padron. Hace calor veraniego y en Padron estan montando cacharros. Pregunto: son las fiestas del pueblo, que siempre son en Semana Santa. Maravilloso, me digo. ¡Cuanto paganismo en tan beatas fiestas!
20:30 horas
Hace una hora más o menos, llegué a casa, en Poio. Santiago, Padrón, la Casa de Rosalía de Castro (el jardin de Camelias; me traje una blanca que puse en bolsillo camisa), la Rosa (estación de Iria Flavia-Padrón, como la llamaba Cela), Cementerio e Igrexia de Iria Flavia, enfrente de la Fundación Cela, Caldas de Reis, molinos de aguas en cascadas imposibles...
¡Qué hermosa es Galicia!...
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