miércoles, 27 de abril de 2011

AMANEZCO DE COWBOY

Desde que tengo uso y abuso de (mi) razón me recuerdo levantándome muy temprano, salvo los años de juventud y primera madurez... Mis hermanos mayores aún recuerdan lo molesto que era este niño mío tocando el tambor, en el patio de la casa grande del pueblo, a las ocho o nueve de la mañana, cuando ellos se habían acostado dos o tres horas antes en los días aquellos de primeros de mayo y de las fiestas de la Cruz...
Sí, era la vida de los patios, en los patios; en esos patios barrocos y borgianos, donde todas las habitaciones dan al espacio más noble y sombrío de la casa, abierto en cielos y susceptible de toldo o vela en verano, cual velero que saliera a la mar de los abismos en cielo en las tórridas tardes del Sur...
Y si encima amanecen días tan luminosos -como el que me amaneció entre el mar y los pinares que me protegen-, no sólo recuerdo aquellos años de silencios y de tambor; para entonces, y ya en carretera, me recuerdo como cowboy en una road movie de protagonista atravesando El Cañón del Colorado (para los de mi generacion la memoria es de cine)... Sobre todo, cuando Emmylou Harris suena en el lápiz USB del coche, y bajando de los montes de Mijas ya se divisa toda ella: la bahía de la Málaga que llevo en mis paisajes y, delante, el Torremolinos de mi memoria sentimental y de mis afectos...

http://www.goear.com/listen/c9c332b/when-i-paint-my-masterpiece-emmylou-harris

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