martes, 19 de abril de 2011

EL NUEVO Y NECESARIO RENACIMIENTO

Regresar a la realidad mediática y cotidiana, después de tantos días de hermosura se hace patético, extraño y lejano. Como este amanecer por el Sur como si fuese el norte: gris de azulados imposibles en nubes bajas... Y si allí, en Galicia, viví gloriosos días de sol con luz del Sur, al regreso, parecieran estos los cielos gallegos de griseos y de orballos...
Quizá es que también en el clima asistamos al mundo al revés; porque me resulta insultante -y para una mínima inteligencia de ciudadano libre- los discursos y actitudes de nuestra impresentable clase política, clase mediática y clase empresarial; unos, discurseando sobre el liberalismo desde una insultante posición de chulería; otros, haciendo suyas políticas indecentes, en vez de reconocer que les son impuestas por la realidad.
Mucho me temo, en cualquier caso, que quizá seamos todos así de mediocres y no tengamos solución... Pero me niego a ese fatalismo –proclamado, por cierto, por muchos que justifican casi todo y por los mismos mediocres en el poder para mantenerse en su status-. Y me niego a ese fatalismo por decencia intelectual, y porque ese fatalismo es reaccionario. Vengo de una tierra preclara en hombres con capacidad de liderazgo; en lo social, en lo político, en lo artístico y creativo. Y regreso a esta nuestra Andalucía, que si algo es su historia es la de una tierra prodigiosa en esa decencia intelectual y artística que reclamo. Sí, reclamo, pues, esa decencia de lo público y para con lo público; por imitación, resurgirá la privada también; reclamo aquella impronta de la Institución Libre de Enseñanza; reclamo a los verdaderos liberales decentes y revolucionarios para con la España cañí y meapilas; a los republicanos que quisieron una tierra en paz y en libertad y progreso humanos. Y reclamo la crítica y el debate como instrumentos del conocimiento libre que, a través de las nuevas tecnologías, más temprano que tarde exigirán este ideario colectivo.

Porque hubo testimonios de todo esto en el pasado, es por lo que mantengo la esperanza en el renacimiento de unas nuevas Españas -dentro de una nueva Europa más decente también y más solidaria- que renueven su compromiso con el humanismo como única meta de la actividad humana en cualquiera de sus facetas.
Como lo fue Córdoba, en aquellos entonces, ejemplo de convivencia y de humanismo urbano y que nos recrea Albéniz...

http://www.goear.com/listen/8479a11/cordoba-albeniz

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