viernes, 22 de abril de 2011

REFLEXIONES: LA NUEVA UTOPIA DE LA IZQUIERDA EUROPEA

EE.UU. con dudas sobre su capacidad de crecimiento por mor de su enorme déficit. Los emergentes (Brasil, India, China, etc), no quieren ahora cambios en el orden económico mundial, pues pondrían en peligro la estela de sus crecimientos. El mundo árabe sigue con sus convulsiones políticas que elevan el precio del petróleo. Y Europa, a la deriva, desunida, sin un futuro claro y a varias velocidades; así, los periféricos de Europa (Grecia, Portugal, Irlanda y España), con una enorme deuda (para España, es la privada la que agrava su situación, no tanto la pública), están atados de pies y manos, pues no pueden devaluar su moneda ni pueden salirse de la UE. Para colmo, y para muestra lo sucedido en Finlandia, son muchos los contribuyentes europeos que no entienden por qué después de haber pagado carreteras y programas de empleo en el sur de Europa, ahora tienen que salir a rescatar a esos mismos países que, dicen, no han sabido gestionar las ayudas. Y no les falta cierta razón... Comentaba el otro día los excesos aeroportuarios españoles. ¿A qué viene construir un aeropuerto en Ciudad Real? Ahí está: en ruinas. ¿Y un aeropuerto en Castellón, ese bastión feudal de un siniestro señor con gafas oscuras imputado en tantos casos y que tanto le toca la lotería? Definitivamente, como dijo aquel, hemos estado de fiesta (como nuevos ricos) y ahora hay que pagar las copas...
Es verdad que todo ha sido producido por un exceso de liquidez financiera, tipos de interés muy bajos y políticos que han liberalizado los movimientos especulativos de capital financiero, y bajadas de impuestos directos; pero con el aplauso de todos, incluida su clase política en connivencia con la dirigente en lo económico. Era aquello, aquí, de España va bien y creamos más empleo que toda Europa junta, y eran los cheques bebé y los 400 euros famosos, fardando de superávit...


Respecto a la distribucion de la renta, todos los indicadores apuntan a que desde los 80 la distribución de aquella lo ha sido en favor del capital y de los más ricos en mucha mayor proporción, entre otras cosas por una política fiscal regresiva e indirecta, asi como por unos bajisimos salarios que obligaban al endeudamiento y al consiguiente riesgo de morosidad elevada en su circulo vicioso por la ausencia de ahorro, pero asumible por los bancos dada la revalorización en burbuja del ladrillo de entonces. Claro, al estallar la burbuja inmobiliaria todo se ha hundido, y lógicamente afecta más a los mas debiles, como siempre en la historia del hombre desde la propiedad privada como derecho protegido.


La única salida eficaz para los periféricos del sur sería una UE política, federal, con una verdadera unión económica, fiscal y laboral. Y esa debe ser la bandera de la izquierda en toda Europa: sólo una Europa Federal, con un Banco Central Europeo que no sólo luche contra la inflación sino también contra el desempleo, lo que le obligaría a refinanciar las deudas de los periféricos sin tener estos que estar en manos de especuladores, que temerosos de solvencia exigen intereses elevadísimos. Y con un gobierno federal elegido democráticamente a través de un Parlamento Europeo verdaderamente democrático y representativo. Esta sería la solución.
Y esa debe ser la nueva utopía de la izquierda, acabar con el repunte de los nacionalismos y apostar por una verdadera unión política de Europa. Sólo así la Europa periférica tendría garantías de salir de su situación sin pasar tanta penuria como le espera y durante tantos años; de lo contrario, tal y como están las instituciones europeas y la distribución del poder económico mundial, no hay salidas: estaremos muchos años creciendo tan poco que apenas se creará empleo, sin capacidad de consumo las familias y sin un sector público suficiente en capacidad fiannciera para atender un mínimo estado del bienestar; y mientras tanto, y para obtener liquidez, seguirán las privatizaciones de empresas públicas, el adelgazamiento del estado del bienestar y los recortes en políticas sociales.


No podemos devaluar la moneda. La salida de la UE es casi imposible: estamos ante un callejón sin salida.
Luchemos, pues, por la nueva utopía europea: esa debe ser la bandera de la izquierda social y política en Europa.

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