A raíz de un post en Facebook de una querida amiga sobre los peligros de las redes sociales desde el punto de vista de algunos intelectuales longevos (Bauman en este caso, como también Eco en otros post, y algún otro que ya no cumple los 70) he asistido a un debate sobre el asunto. Y un recién amigo con el que he debatido (que no discutido, eso tan español) me ha hecho partícipe de su interesante opinión sobre el asunto, opinión que no comparto en su totalidad.
Sólo añadir una cosa: el que haya un alto nivel de imbecilidad o de ñoñería, o de dependencia, o de locura (o de cualquier adjetivo que se nos antoje) en las redes sociales, no es un problema de éstas sino del usuario de aquellas; y así, ese pelmazo, o lo que sea según cada cual, que te etiqueta para que veas a su perrito en la cocina y dice que es la hora de la cena para ambos, es igual de pelmazo con sus amigos en la vida real, independientemente de las redes sociales; el problema es que, por casualidades que no vienen al caso, se ha hecho amigo tuyo y acabas viendo las tonterías del pelmazo.
Sólo añadir una cosa: el que haya un alto nivel de imbecilidad o de ñoñería, o de dependencia, o de locura (o de cualquier adjetivo que se nos antoje) en las redes sociales, no es un problema de éstas sino del usuario de aquellas; y así, ese pelmazo, o lo que sea según cada cual, que te etiqueta para que veas a su perrito en la cocina y dice que es la hora de la cena para ambos, es igual de pelmazo con sus amigos en la vida real, independientemente de las redes sociales; el problema es que, por casualidades que no vienen al caso, se ha hecho amigo tuyo y acabas viendo las tonterías del pelmazo.
Reitero, las redes sociales, internet, es una revolución que como todas nunca sabremos valorar sus virtudes y/o consecuencias siendo los protagonistas de su crecimiento e implantación.
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