“…El amor es tan monótono, querida. Porque es la cúspide sensible de una inmensidad de cosas que se han olvidado. ¿Cómo hablar de ese mínimo que es el vértice de todo un mundo que lo sustenta? ¿Hablar de nada, que lo es todo en él? Sandra. Podría decir tu nombre infinitamente en la multiplicación de lo que resuena en él. Y es lo que más me apetece, decirlo decirlo. Y oír en él la maravilla que me estremece todo el ser. Podría escribir tu nombre a lo largo de lo que escribo y quizá lo habría dicho todo ya. Pero de ese todo, también quiero decir lo que ahí se oculta. Decir mi fascinación y el motivo por el que existe. Tus manos en las mías. El increíble milagro de que yo diga tu rostro. El ardor de un dedo en tu piel. En tu boca. Lo terrible de mis dedos entre tu pelo. El placer horrible hasta la muerte de mi entrada en tu cuerpo…”
Vergílio FERREIRA (Cartas a Sandra. Acantilado. Barna 2010)
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