martes, 12 de enero de 2016

LA HORA DE LA POLÍTICA

Los que me conocen y los que me siguen a través de las redes sociales saben de mi visión del mundo, eso de las ideas y de una incierta siempre posición ante el mundo.
Como he señalado muchas veces, pronto tomé partido: los de mi generación, si teníamos sangre en las venas, tuvimos inevitablemente que tomar partido…
Un partido que al cabo abandoné por razones obvias para quien como yo no optaba a cargo alguno y la vida le obligaba a otros menesteres. Para colmo, iba apareciendo la ‘profesionalización’ de la política, como sustento eterno, y que llegó, por entonces, para quedarse…
Todo esto hizo inevitable mi rechazo a aquellas formas de tomar partido…
Pasó el tiempo y llegaron los desencantos y el terrible ascenso de la mediocridad total a todos los escenarios públicos; incluidos los más vanguardistas, aquellos que iban de profesores que lideran desde púlpitos llenos de vanidades y ombliguismos sus verdades a medias, y poco certificadas en honestidad intelectual alguna…
Fue entonces cuando decidí renovar mi toma de partido, pero sin partido; aunque con preferencias, aquellas que me avalan en mi vida sin vanidad ni acomodos, y aquellas que avalan la historia universal del hombre: sólo la socialdemocracia trajo al mundo libertad, democracia y progreso. Todo lo demás, ha fracasado: el liberalismo, el conservadurismo, el fascismo y el comunismo. Lo único que sigue siendo una esperanza -y real- es el socialismo democrático, la socialdemocracia; es decir, un sistema de libre comercio (la libertad es lo más grande que poseemos y es irrenunciable), pero regulado en todos su ámbitos, con unas políticas que aseguren la igualdad de oportunidades (única igualdad posible y en la que creo), y la cobertura de los servicios básicos y fundamentales del hombre moderno, a través de la solidaridad fiscal y las políticas de gasto y redistribución de la riqueza colectiva.
En esas estamos. Y así, he apoyado y seguiré apoyando al PSOE, el que fuera otrora mi partido -y ya para siempre lo será (el que ama una vez, ama para siempre)-, y que representó a lo largo de su historia, con su liderazgo, lo que digo y mantengo. Y en esta la hora de volver a tomar partido, lo tomo y lo proclamo, denunciando, al mismo tiempo también, como obsoletos los métodos y costumbres de su funcionamiento.
Por eso reclamo siempre una renovación profunda de su organización: no tienen sentido las casas del pueblo tan costosas, donde sólo se reúnen en contubernio poderes locales cainitas y frustrados; el mundo ha cambiado y sus formas de comunicación también. Adáptense ya, y pónganse manos a la obra: en las afueras hay gente con ganas de colaborar, denles sus espacios y oportunidades!!!
También tomé partido, cuando tocaba, por Sánchez; sin poder votar, sin nada que me atara a nada ni a él, argumenté en su favor; y donde tuve oportunidad de hacerlo también dije que era lo mejor para el PSOE. Y en estas estamos, con 90 escaños en un parlamento de 350… El peor resultado de la historia reciente del PSOE...
Ya lo he dicho muchas veces: hay que desenmascarar a Podemos, a los pulpiteros de la nada que se han aprovechado de un movimiento de malestar por la profunda crisis que padecemos; y hay que decir la verdad: con 90 escaños el PSOE necesita tiempo para reorganizar sus fuerzas; está tocado por mor de tanto desalmado mentiroso medio de comunicación que ha jugado con la mentira, nunca con la verdad, nunca a la profesionalidad, para salvar sus cuentas en esta profunda crisis; sí, también los medios tienen que lavar sus penas y reconocer sus errores…
Por otro lado, se argumenta que si se suman los escaños de la izquierda superan a los de la derecha, y que ese es el mensaje de las elecciones, que España es de izquierda; y en vez de asumir que una sociedad no puede estar polarizada en dos mitades, en dos España, las sempiternas dos España que nos hielan siempre el corazón, y que hay que empezar a exigir alturas de miras hacia el futuro de todos y enterrar de una vez eso de las dos mitades, pues eso, sigamos con el discurso de la confrontación... Pero eso no es hacer política; eso es dividir y olvidar el pasado...
Es la hora de LA POLÍTICA con mayúsculas: hacer política es consensuar, pactar, unir; no dividir, confrontar y guerrear… Y menos aún en la actual coyuntura en la que está España, Europa y el mundo.
Y por eso hace días que vengo diciendo que sólo hay una salida: que Sánchez, aunque está bien esa estrategia de desmantelar el oportunismo de Podemos, al mismo tiempo empiece de una vez a pensar en el futuro de España; una España sin Rajoy (no es de recibo que repita el fracasado presidente Rajoy, por todo lo que representa su pasado en corrupción y mentira) en la que sería posible dejar gobernar al PP pactando una serie de asuntos como los 8 puntos que Sánchez puso sobre la mesa.
Al menos ese gobierno se mantendría el tiempo suficiente para hacer las necesarias reformas a futuro que tiene por delante este país dentro de la UE y del euro y el PSOE es un tiempo que necesita para coger fuerzas y vigor a futuro.
El PSOE necesita con urgencia hacer sus deberes, que son muchos: afianzar el liderazgo de Sánchez, resolver sus problemas en Madrid y Cataluña, fundamentalmente, amén de que sus barones dejen de jugar a ser la Corte del Rey y ejerzan para lo que fueron elegidos: modernizar el territorio al que les obliga el voto que han recibido de sus ciudadanos.

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