Es curioso cómo ha arraigado la banalidad en este comienzo del siglo XXI, frente al desarrollo científico, técnico, cultural y del pensamiento en el pasado siglo XX, el de los cambalaches, pero que consiguió que el hombre llegase a la luna (aún no sé muy bien para qué ni por qué, pero eso es otra historia), que inventó internet, desarrolló las comunicaciones a niveles increíbles, e hizo navegar por el mar a ciudades flotantes y aviones con el doble o triple de la población del pueblo de mis abuelos maternos sobrevolando a diario el mundo y haciendo de la tierra un lugar pequeño y global...
Y sí, hubo enormes y terribles fracasos en el pasado siglo XX, en forma de guerras mundiales y todo tipo de atrocidades; unos fracasos que hubieran servido para que el hombre de hoy no volviera a cometer errores de aquel calibre; sin embargo, seguimos con la mediocridad de hombres poco brillantes dirigiendo nuestras vidas y nuestras miserias... Y así, muchos españoles siguen debatiendo si unos cuantos kilómetros cuadrados se separan o no de España, mientras unos impresentables profesores de política (ni siquiera son catedráticos, aunque la universidad sea de las instituciones más desprestigiadas de este país) van de “salvadores de la patria y de todos” de las que llaman castas, cuando si hay alguna casta soberbia y ombliguista es la de los profesores de universidad…
Por otro lado, algunos ciudadanos, en el ámbito de lo público, serían delincuentes comunes si no estuvieran en el mundo de la política, de lo público; y es que, en ese ámbito, se protegen casi todos ellos: aforados, prebendas de apoyos colectivos, etc… Saben tanto todos estos de todos aquellos que disimulan en sus fechorías y se protegen; una auto protección al modo Casablanca, la extraordinaria película de Curtiz donde se recrea la doble moral dle hombre moderno; y así, cuando ya es inevitable, te dejan tirado, pues les puede afectar al resto; y, como en las mafias, el que canta, al paredón del olvido:
“-Se cierra este local hasta nueva orden”, dijo Renault en aquella deliciosa película, mientras se embolsaba su comisión de aquella noche en el casino de Rick…
Y es que el reino de los mediocres, la nueva clase social de este comienzo de milenio, los don nadie, los sin fortuna heredada como los ladrones de cuello blanco, necesitan de lo público para robar porque robar esas cantidades tan enormes de dinero, en el sector privado, es casi imposible; salvo los banqueros, los heredados, los ladrones de cuello blanco, los de siempre…
“-Se cierra este local hasta nueva orden”, dijo Renault en aquella deliciosa película, mientras se embolsaba su comisión de aquella noche en el casino de Rick…
Y es que el reino de los mediocres, la nueva clase social de este comienzo de milenio, los don nadie, los sin fortuna heredada como los ladrones de cuello blanco, necesitan de lo público para robar porque robar esas cantidades tan enormes de dinero, en el sector privado, es casi imposible; salvo los banqueros, los heredados, los ladrones de cuello blanco, los de siempre…
Sí, en este comienzo de milenio ha arraigado la banalidad de la mediocridad y las miserias humanas de siempre...
Definitivamente sólo el arte de la naturaleza me salva…
Sí, me voy al mar…
Allí los cambalaches están como ausentes...
Sí, me voy al mar…
Allí los cambalaches están como ausentes...
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