Prosigue la vida con sus desgarros y sus fatalismos, esos que la
definen, a veces, en exceso... Mientras nuestros representantes
políticos siguen sin estar a la altura, aquella en la que los pusimos
con nuestros votos para que nos hicieran la vida más posible (me duele
en el alma la incompetencia y la demagogia: ahora dicen muchos que han
descubierto que Rajoy mentía tras solicitar que no impute el rescate a
efectos de cumplimiento del objetivo de déficit ante la UE, y lo dicen
quienes mienten siempre que llegan al poder, y quizás sin saber que así,
con esa actitud, no regresarán nunca a aquel poder al que aspiran,
muchas veces más como fin que como medio, siendo una prueba más de su
incompetencia: todos sabíamos, y ellos deberían saberlo, que el rescate
financiero imputaría deuda en el principal y déficit en los intereses,
pues la ayuda sería a través del FROB), la vida no deja nunca de darnos
malas noticias...
Llevaba tiempo ya malita; y hoy ha dicho que ya no puede más. Se nos ha ido una mujer muy joven, y necesaria; necesaria para sus hijos, para su madre, para sus hermanas, para sus cuñados y para sus amigos. Y ese desgarro, ese vacío, sólo lo superará el tiempo, ese maldito que marca las horas para no volver...
Mientras tanto, me queda un consuelo: su memoria, su recuerdo.
Un beso, Polola...
Llevaba tiempo ya malita; y hoy ha dicho que ya no puede más. Se nos ha ido una mujer muy joven, y necesaria; necesaria para sus hijos, para su madre, para sus hermanas, para sus cuñados y para sus amigos. Y ese desgarro, ese vacío, sólo lo superará el tiempo, ese maldito que marca las horas para no volver...
Mientras tanto, me queda un consuelo: su memoria, su recuerdo.
Un beso, Polola...
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