sábado, 23 de junio de 2012

BANDERAS, HIMNOS...

Cuando yo vine al mundo y lo vi, ya sabéis que no me gustó... Con los años me enteré que había dos banderas, dos españas... Una perdida, agotada, muerta o encarcelada; la otra, sobreactuando y sobrealimentando su fortaleza de terror, miedo y banalidad. Y todo ello tras dejar un millón de muertos en una guerra incivil e inhumana... Y siguió el terror hasta los últimos estertores del dictador, aquel gallego bajito y con bigotes (desde entonces, todos los bajitos con bigote me parecen franquitos).
Después vino la reconciliación y se renovaron los símbolos pero no sus colores. Yo, que no tenía apego ni conciencia de bandera alguna, reconozco que no he terminado de aceptarla; quizá también porque nunca fui patriota: descreí siempre de las patrias, entre otras razones, porque mi patria era fea y triste; y mezquina con el otro, el diferente, el perdedor.
Esta noche habrá exaltación del espíritu nacional, como el título de aquella asignatura obligatoria durante el bachilletaro franquista (FORMACIÓN DEL ESPÍRITU NACIONAL) y cuyo profesor era un falangista renombrado, por entonces, de la provincia de Málaga. En teoría era una maría, pero aquel hombre con cara de nazi y aspecto terrorífico nos inculcó tal miedo colectivo que fue siempre una asignatura muy dura, sobre todo porque todo lo que aprendimos de ella era feamente falso, terriblemente escandaloso y lleno de lugares comunes cercanos a la disciplina militar con aquella constante exaltación de la cruzada de Franco...

Hoy, tras tantos años ya de intentar un olvido, volverán muchos españolitos a zarandear la bandera de España. Lo siento, a mi me van a perdonar, pero cada vez que veo la bandera, en el fondo de mi ser se produce un relativo rechazo, muy cercano a una indeleble melancolía...
Al mismo tiempo, me admira ver ese elevado patriotismo ante un espectáculo como el fútbol y que ese mismo patriotismo no aflore cuando se trata de exaltar bienes públicos como la inteligencia colectiva, la libertad, la educación, la salud colectiva, la solidaridad como sociedad avanzada y culta, etc... En cambio, ese patriotismo tan exaltado sí que se parece bastante a tantos actos de gamberrismo y barbarie que recorren aún por la piel de toro...

Por otro lado, ahora que necesitamos más Europa que nunca, tampoco entiendo por qué se tocan los himnos nacionales en vez de el himno de Europa, como hace la Champions con los clubes de Fútbol. Pero está claro: en todas las crisis aparecen las banderas, los himnos, los nacionalismos como solución de los de siempre...

¿Cómo podré entonces abrazar banderas? Sólo la de la libertad, donde, como Lorca, bordé el amor más grande de mi vida; un amor que renuevo a diario...

Pero no me hagáis mucho caso; quizás es que llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya... Y he sabido del sabor del llanto eterno de mil pueblos... Y de atardeceres rojos. Y del vino de los marineros...
Porque yo también nací en el Mediterráneo, ese infinito espacio de la historia de la civilización, de la cultura y de la tolerancia....
Y algún día empujaré al mar mi barca y dejaré su trabajo al temporal...
Entre la playa y el cielo... Para tener buena vista...




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