viernes, 29 de junio de 2012

PEDROS Y PABLOS...

Felicidades para todos los Pedros y Pablos de mi vida... Seres fundamentales y vivos siempre en mis entrañas... Especialmente uno, que aún conociendo perfecta y tristemente la tan, a veces, corrosiva condición humana, fue feliz -o, al menos, lo intentó siempre-, ayudando a que los demás lo fuesen, aquellos afortunados que de entre su alrededor consideraba él merecedores de aquellos afectos y dedicación...
Reconozco públicamente que yo fui uno de aquellos afortunados: Me quiso siempre como al hijo que nunca tuvo, y se le notaba en demasía.
Fue mi jefe, un tiempo; pero sobre todo, fue mi amigo, insuperable siempre hasta en la muerte, hace aún pocos años, esa que vino una aciaga tarde de septiembre para quedarse ya en mi cara y en sus ojos: Vino la muerte y tenía sus ojos... Desde aquel día noto a diario que yo ya no soy el mismo...

Y cuando en días como hoy su recuerdo es plenamente cierto y profundo, sólo me consuela recordarlo riéndose siempre; o denunciando la mediocridad humana que nos rodeó, mientras disfrutábamos del mundo...

Y también me consuela oír este delicioso andante del 21 para piano de Mozart y que fue la banda sonora de la película sueca "Elvira Madigan", en una simbiosis irrepetible, tanto que es aquel nombre de la película por el que ha llegado a conocerse hoy este bellísimo movimiento...

Besos y abrazos para todos mis Pedros y Pablos; los de mi mundo, los de mi vida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios