sábado, 23 de junio de 2012

LOS RESTOS DEL DÍA

En 1991 leí una sorprendente novela de Kazuo Ishiguro titulada "LOS RESTOS DEL DÍA", que editaría un año antes Anagrama en España. Dos años después, James Ivory hizo esta soberbia película que se tituló en España LO QUE QUEDA DEL DÍA, con un guión basado en esta novela.
Cuando vi la película me quedé asombrado. Y desde entonces, subtitulé como "Lo que me queda de mis días" a una especie de diario que desde hace mucho tiempo fui escribiendo y sigo haciendo...
Acaban de reponerla en TVE 1 y me sigue pareciendo una verdadera obra de arte; y sobrecoge siempre Hopkins, sobre todo en la escena en la que el ama de llaves, la Thompson, le arrebata el libro que no quiere mostrarle y que está leyendo, en un acto de timidez -o de falsa intimidad- y de ternura, inigualable en la historia del cine...
Y una reflexión eterna: la sordidez de la conciencia de haber dedicado toda una vida a una profesión, a un oficio, a un papel, abandonando lo verdaderamente importante de aquella vida: sentirse vivo; es decir, sentirse capaz de amar la vida, y sentirse capaz de ser amado por la vida...


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