Ya nadie discute que el sistema financiero español necesitará del rescate europeo para sufragar sus necesidades de capital. Y ya nadie discute el origen de esta gravísima situación, conocimiento que debe servir para tomar las medidas oportunas para que no vuelva a suceder, y, como no, para pedir responsabilidades políticas y profesionales a quien corresponda, con nombres y apellidos.
Pero lo que no es de recibo es que, por un lado la derecha política y económica pretenda salir de estas sin costes políticos y/o económicos, y parte de la izquierda, aquella que gobierna en coalición en Andalucía, y que anuncia recortes de salarios públicos al conocer la gravedad de la situación, y que apoya a la derecha política en Extremadura, y a la izquierda política en Asturias, y encima, en el Congreso de los diputados mantiene un discurso al margen de esta realidad y en contradicción con aquella, no ya de las comunidades autónomas donde con sus votos sostiene a gobiernos de derecha y de izquierdas, pues además es tremendista en el análisis de las soluciones de los problemas del sistema financiero español, siendo los únicos que se escandalizan ante la única salida que tenemos, dada la situación, y gracias al apoyo de Hollande y de Obama entre otros: el rescate de las entidades financieras españolas por parte del fondo ad hoc de la UE, que no será una intervención al modo griego o portugués. Y así, el que fuera líder de IU anuncia constantemente desde las redes un incierto catastrofismo ante el ineludible rescate de nuestro sistema financiero y solicita no se sabe qué de referéndum ante la falta de legitimidad, dice, del gobierno de España. Y lo dice quien fue la esperanza de regeneración de aquella parte de la izquierda que sigue aún instalada en los discursos mientras otra parte de ella (¿o la misma?) asume la realidad allí donde gobierna o ayuda a gobernar. Y en esa contradicción se creen sobrevivir bien, cuando no deja de ser un frustrante espectáculo...
En suma, no podemos dejar de exigir responsabilidades ante lo ocurrido y ante el inevitable rescate de nuestro sistema financiero (no disponemos del dinero necesario para su saneamiento y si lo pedimos en el mercado no nos lo darán o será muy caro el precio a pagar por él), pero igualmente tampoco debemos de dejar de exigir responsabilidad a nuestros representantes políticos, sobre todo a los que en esta difícil coyuntura pretenden sacar encima réditos electorales desde posiciones demagógicas, en tanto que no plantean alternativas, más allá de discursos utópicos irrealizables a corto plazo, como exige la coyuntura, y, por cierto, en enorme contradicción con lo que luego hacen allí donde gobiernan en coalición o apoyan gobiernos de derechas desde el parlamento correpondiente.
Pero lo que no es de recibo es que, por un lado la derecha política y económica pretenda salir de estas sin costes políticos y/o económicos, y parte de la izquierda, aquella que gobierna en coalición en Andalucía, y que anuncia recortes de salarios públicos al conocer la gravedad de la situación, y que apoya a la derecha política en Extremadura, y a la izquierda política en Asturias, y encima, en el Congreso de los diputados mantiene un discurso al margen de esta realidad y en contradicción con aquella, no ya de las comunidades autónomas donde con sus votos sostiene a gobiernos de derecha y de izquierdas, pues además es tremendista en el análisis de las soluciones de los problemas del sistema financiero español, siendo los únicos que se escandalizan ante la única salida que tenemos, dada la situación, y gracias al apoyo de Hollande y de Obama entre otros: el rescate de las entidades financieras españolas por parte del fondo ad hoc de la UE, que no será una intervención al modo griego o portugués. Y así, el que fuera líder de IU anuncia constantemente desde las redes un incierto catastrofismo ante el ineludible rescate de nuestro sistema financiero y solicita no se sabe qué de referéndum ante la falta de legitimidad, dice, del gobierno de España. Y lo dice quien fue la esperanza de regeneración de aquella parte de la izquierda que sigue aún instalada en los discursos mientras otra parte de ella (¿o la misma?) asume la realidad allí donde gobierna o ayuda a gobernar. Y en esa contradicción se creen sobrevivir bien, cuando no deja de ser un frustrante espectáculo...
En suma, no podemos dejar de exigir responsabilidades ante lo ocurrido y ante el inevitable rescate de nuestro sistema financiero (no disponemos del dinero necesario para su saneamiento y si lo pedimos en el mercado no nos lo darán o será muy caro el precio a pagar por él), pero igualmente tampoco debemos de dejar de exigir responsabilidad a nuestros representantes políticos, sobre todo a los que en esta difícil coyuntura pretenden sacar encima réditos electorales desde posiciones demagógicas, en tanto que no plantean alternativas, más allá de discursos utópicos irrealizables a corto plazo, como exige la coyuntura, y, por cierto, en enorme contradicción con lo que luego hacen allí donde gobiernan en coalición o apoyan gobiernos de derechas desde el parlamento correpondiente.
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