Asistimos, casi a diario, al cierre de cabeceras de periódicos o canales
de TV (como siempre, la radio, por su cercanía y credibilidad y como
no, por sus bajos costes respecto a los otros medios, se mantiene viva).
Todos los análisis coinciden que es como consecuencia de la crisis, al
caer las ventas y la publicidad. Sostengo que, aunque esto es cierto, ya
antes de la crisis se visualizaba esta decadencia de aquellos costosos
soportes respecto a sus ingresos. Sostengo también que en gran parte las
nuevas tecnologías han contribuido a la decadencia de aquellos medios,
siendo ya aquellos medios nuevos contenidos para consumirlos a través de
las redes...
En ese debate se reivindica el papel de la prensa como vehículo profesional frente a lo que llaman excesivo "ruido" de la red, donde hay mucha información pero poco profesional... Y claro, la pregunta es evidente: ¿de verdad la profesión es capaz de mantener, en su mayoría, que han sido verdaderos profesionales los líderes de opinión de la prensa occidental? ¿No han respondido más a intereses mezquinos de unos y otros, con una explicitación manipuladora de la realidad una y otra vez, confundiendo permanentemente información con opinión, e intentando manipular al lector? ¿Es cierto aquello de la opinión publicada y la pública como distantes? ¿Han sido verdaderamente participativos aquellos medios para la opinión pública? ¿No buscaban sólo el negocio frente al rigor informativo? ¿No ha habido un exceso de prensa amarilla y manipuladora, hasta lo insoportablemente aceptable como digno de una profesión fundamental para los sistemas democráticos, y para la libertad colectiva de una sociedad?
¿Con estos mimbres qué esperaban de la ciudadania, afectos o desafectos?
Sería interesante que los profesionales de los medios se hicieran estas preguntas de vez en cuando...
En ese debate se reivindica el papel de la prensa como vehículo profesional frente a lo que llaman excesivo "ruido" de la red, donde hay mucha información pero poco profesional... Y claro, la pregunta es evidente: ¿de verdad la profesión es capaz de mantener, en su mayoría, que han sido verdaderos profesionales los líderes de opinión de la prensa occidental? ¿No han respondido más a intereses mezquinos de unos y otros, con una explicitación manipuladora de la realidad una y otra vez, confundiendo permanentemente información con opinión, e intentando manipular al lector? ¿Es cierto aquello de la opinión publicada y la pública como distantes? ¿Han sido verdaderamente participativos aquellos medios para la opinión pública? ¿No buscaban sólo el negocio frente al rigor informativo? ¿No ha habido un exceso de prensa amarilla y manipuladora, hasta lo insoportablemente aceptable como digno de una profesión fundamental para los sistemas democráticos, y para la libertad colectiva de una sociedad?
¿Con estos mimbres qué esperaban de la ciudadania, afectos o desafectos?
Sería interesante que los profesionales de los medios se hicieran estas preguntas de vez en cuando...
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