Amanecer en domingo frío y ventoso, y nacer a la vida, al mundo, oyendo este Fado Do Estudante, con esa saudade de Coimbra, de Portugal, de cierto que me abre la piel y me parece alcanzar la hermosura, lo todo; y para entonces, uno ya no es persona: volar no es posible, pero sucede...
Escasas nubes impiden la luz; una luz que no se llevan los vientos; esos que vuelven, de nuevo, a traerme sonidos que me llevan en volandas...
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