Nuestra misisón en la tierra tiene más altura, más calado, más trascendencia... Representamos el misticismo del nuevo milenio. En nuestras manos, en nuestra desobediencia, en nuestra denuncia, en nuestro rechazo, en nuestro "NO", está el devenir de la humanidad... Un hombre culto, libre, educado, responsable y solidario, es decir, místico, se abrirá entonces paso...
Somos el futuro: el romanticismo cínico es el nuevo misticismo del escéptico de la modernidad como fracaso de la humanidad en su conquista de la felicidad colectiva...
No dediquemos nuestra alta misión a lo estéril de la obviedad y a su aburrido discurso.
Ciudadanos libres del nuevo milenio: ¡nuestra misión radicalmente crítica es de tanta trascendencia que no podemos ser débiles ante una realidad tan mezquina!.
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