Pero no soy determinista: las cosas se pueden cambiar, se deben y se tienen que cambiar. Con educación, con formación, con negacionismos de fatalidades colectivas...
Falta liderazgo político; y lo hubo en determinados tiempos de nuestra historia . Busquemos entre todos, participemos, critiquemos, pero no volvamos a la desidia de la fatalidad de un pueblo...
Nunca creí en ello; y la historia lo demuestra. Aquí ha nacido mucha de la creatividad más puntera del mundo a lo largo de la historia; y un colectivo que dió esos frutos es un colectivo digno, capaz de volver a dar más y mejores frutos...
Hemos sido, los ciudadanos de las Españas, punteros en ciencias, en humanidades, en artes, en músicas, en descubrimientos científicos... Volvamos a lo fundamental: educación, democracia, tolerancia y liderazgo de ideas y de hombres capacitados para llevarlas a cabo, que los hay; eso sí, desmotivados por tanto mediocre y aficionado que sólo busca el derrotismo y la pasividad de un falso mito de la indolencia latina...
¡Viva la creatividad! ¡Viva el arte!
¡Y vivan los hombres libres que sólo aspiran a ser felices con su ser y estar en el mundo!
¡Abajo los reaccionarios nacionalistas de las Españas (o de España una grande y libre), pequeño-burgueses de la nada, meapilas, fanáticos del victivismo de los pueblos, medioces líderes del hartazgo colectivo, cleros y mentirosos adivinos del fracaso...!
¡Abajo la indecencia de la tristeza del declive de la nada!
¡Y que vivan siempre los románticos, que intentan cambiar al hombre, dando por imposible a los pueblos!
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