viernes, 18 de enero de 2008

ESPLÉNDIDA MAÑANA DE SOL Y CALMA

Nuevamente amaneció como quieto y luminoso el día: nada se mueve, excepto el lamento de un beso perdido en el aire... Y los pinares de Cabopino me incitan al mar; ese mar que siempre es distinto; cada ola; cada instante... Nunca se repite: "la mer, toujour recommancé" (Paul Valery).
Y hoy quiero verle la cara una vez más; porque al mar le sucede como a las personas: hay días que está mas guapo que otros...
Y como uno es débil, cae enseguida preso de tanta hermosura y decide comenzar el espectáculo acompañado de su inseparable PESSOA:

"Pertenezco a una generación -suponiendo que esa generación sean más personas que yo- que ha perdido por igual la fe en los dioses de las religiones antiguas y la fe en los dioses de las irreligiones modernas. No puedo aceptar a Jehová, ni a la humanidad. Cristo y el progreso son para mí mitos del mismo mundo. No creo en la Virgen María ni en la electricidad".
(La educación del estoico. Traducción de R. Vilagrassa. Editorial: EL ACANTILADO).

Y acompañado, como digo, de este loco mío que me enloquece cada día más, tras pasear por la Baixa, antes de subir al Chiado para tomar el café del mediodía en A Brasileira, nos disponemos a visitar, un día más, al siempre borgiano mar; mi mar, mi siempre y distinto mar...


A Brasileira