viernes, 25 de enero de 2008

CLARIVIDENCIAS...

El escepticismo es una corriente filosófica basada en la duda...

Y él duda mucho. De lo que dicen que es la verdad; de lo que intentan decirnos que es lo cierto. Él sabe que mienten; que casi siempre mienten: pareciera su oficio, el mentir; el engañar; el meter miedo; y el hacer infelices nuestras horas...

Los escépticos no creen en una verdad objetiva, porque para ellos todo es subjetivo: depende del sujeto y no del objeto. Su doctrina no está basada tanto en la negación de la filosofía como en la negación de la existencia de un saber objetivo, necesario y universal. Los escépticos creen que todo es tan subjetivo que sólo es posible emitir opiniones. Y por eso, él, como buen escéptico no deja de opinar; de todo y frente a todos, en su intento de entre todos los que lo oyen (cada vez menos, lo sabe) alcanzar cierta objetividad: es un solitario y abandonado lobo estepario que vocifera su relativa verdad en el desierto de sus miserias...

Y renuncia a lo política y socialmente correcto; por su impostura frente a lo mayoritariamente correcto; por la indecencia moral de quienes sustentan lo políticamente correcto. Y dice que todo tiempo pasado fue mejor, harto ya de que todos los borregos hagan suyo aquello de que cualquier tiempo pasado fue peor, como consigna tele-dirigida por los eternos mentirosos de los poderosos del mundo hacia los más vulnerables y borregos sumisos de sus súbditos; sí súbditos, no ciudadanos: la modernidad sólo trajo subsidios en forma de limosna.

Y también dice, que en el fondo, al final del todo, todos los políticos son iguales: sólo se mueven por su ambición desmedida de poder. Y cuando los ciudadanos de buena voluntad se lo dan, se endiosan y se creen que han nacido para eso, para satisfacer su gigantesca y grotesca ambición de poder.

Y dice también que la jodienda no tiene enmienda, y que todo el mundo tiene un precio: miente, una vez más, el que lo niega; el que lo niega sabe que el precio final es cuestión de ceros. Y si lo sigue negando, entonces es que no vive -o no ha vivido- en este mundo...

Y dicen, quienes lo conocen, que es un raro; que vive solo y no trabaja.