domingo, 27 de marzo de 2011

¡OJALÁ LA PAZ YA!

Tardío amanezco de melancolías, a pesar de la luz; una luz primaveral que me lleva a una tierra cercana a mi Francia, y por donde regresaré a pasear, a mirar su portentoso mar, sus espumas y sus olores...
Antes, habré revisitado el Castillo de Javier, ya restaurado. Y ya antes, Pamplona y Hondarribia, la hermosa c
iudad frontera, por donde anduve en busca de lo siempre deseado: el consuelo de los silencios...
Y así, entraré, al fin, en Donostia, en el Hotel de Londres y de Inglaterra, en cuya cafetería marinera disfrutaré de un gin tonic mirando la Isla de Santa Clara en el centro de la bahía...
También alcanzaré Vitoria; y Bilbao, donde he sido feliz alguna vez; y también Zarautz, Getxo y Mundaka...
Porque yo amo al País Vasco; amo Euskadi como amo lo hermoso: al disfrutarlo y sin preguntarme por qué. ¿Acaso la belleza tiene sustento en norma? ¿Acaso el sentimiento tiene razones?
¡Ay!, Euskadi... Pronto volveré; cuando al fin los bárbaros dejen las armas de matar y se aficionen, con la misma pasión, a las armas de la ternura, del sosiego y de la paz, y empiecen a disfrutar de tener la suerte que tienen: la de vivir, crecer y amar en una tierra prodigiosamente hermosa...

P.D. ¡Ojalá la paz ahora, ya!...


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