martes, 15 de marzo de 2011

DESCIENDE LA TEMPESTAD

La tempestad desciende por el Sur.  Al fin, el sol rompe los cielos, y, abiertos en celestes claros, nuevos, inocentes, nos traen algo de consuelo... Y es que, como decía José Emilio Pacheco, “pertenezco a una era fugitiva, mundo que se deshace ante mis ojos”, y para sobrevivirme necesito la luz de Sur...
De cierto, la mañana vino limpia, serena y asombrada de hermosura; ante el decoro de la mar, calma, y en colores de paseo: Ora verdes de jade, o verdes de turmalina... Ora marrones cansados, agotados de olas...
Al fondo, ya en los horizontes marinos, los clarores de los cielos rotos azulean las aguas en turquesas, y blanquean la luz plateada sobre las cumbres....
A la derecha, los verdes de musgo y campos de golf, sobre laderas de montículos, con verdes prados agotados de cal y elevados en tierras altas. Y a la izquierda, la portentosa bahía de Málaga, clareada en luz y en barcos que regresan...
Ya la tempestad desciende por el Sur; ese Sur al que pertenezco, como te pertenezco a ti, era fugitiva que se deshace ante mis ojos sin solución de continuidad...

P.D. Cojamos el tren de Menphis: nos espera otro Sur también hermoso...

http://www.goear.com/listen/ec7846e/the-menphis-train-rufus-thomas

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