martes, 22 de marzo de 2011

EL PODER

Desde que era pequeño -quiero decir, mucho más pequeño- me aterra el poder. Siempre vi en todo poder una maldad implícita al mismo: la de obligarnos a su voluntad. Como decía Miguel Torga, “hay en mí una raíz anarquista que no me deja soportar el poder. Me opongo a él porque degrada a todos: a quien lo ejerce y a quien lo tolera”. Y desde entonces, desde aquellos años oscuros, me refugiaba en el único poder que me protegía frente a la vida y al mundo. Era mi madre, aquella enorme mujer que me trajo a este mundo, sin saber, quizá (¿o sí?: me conocía como nadie), que al irse me dejaría desprotegido: -¡ya no tengo dónde refugiarme del poder!, madre...

Y así, cuando en días como estos me ahoga, me oprime el pecho, y me ahonda el desasosiego; cuando el mundo ha cambiado (dicen muchos que a peor, pero, aunque sea verdad me niego a aceptarlo, como me niego al engaño de todos los que nos mienten sobreponiéndose a sus miserias más primarias); cuando vivir no es posible sin sufrir del alma; para entonces, sólo me quedan los refugios de mis idos y de aquellos que me acompañan en este desierto moral en que se ha convertido el mundo que nos ha tocado en vivir: la familia, los amigos, y las personas que amamos por encima de la razón...
¡Benditos míos, ayudadme a sobrevivir!...

P.D. Cuando ya no pueda más, me encontraréis, siempre, en Lisboa, con Pessoa, Miguel Torga, Vergilio Ferreira y Sá- Carneiro. Todos, oyendo fados por La Alfama...

http://www.goear.com/listen/e79f5a1/fados-mana-bobone

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios