miércoles, 7 de septiembre de 2011

MÍRATE A LA CARA...

Leía esta mañana, al amanecer último, esto que dijo F.S. Fitzgerald:  "enséñame un héroe y te escribiré una tragedia".  De cierto, tuve esa norma ante casi todo, y creo que me fue bien: desmitifiqué siempre a todo héroe, por lo humano; no fui mitómano, casi nunca, de las personas; si acaso, de sus obras, buenas y malas, de haberlas. Y también, como decía O. Wilde ("detrás de toda obra exquisita hay una gran miseria"), las relativizaba en su alcance, más allá de no negar nunca el proceso productivo, verdadera pasión humana y que todo el que en su vida ha creado algo hermoso sabe cuánto dolor le causó conseguirlo y cuánto disfrutó en su intento...
Sí, "lavorare stanca", y "para escribir se sufre en serio", que decían Pavese y Juan Rulfo, respectivamente....

Y al igual que desmitifico a los grandes, imaginaos qué no haré con los menos afortunados en creatividad, esos que llaman despectivamente mediocres y que no deben de serlo tanto, pues ocupan hoy, en la modernidad, todo el espacio público de Occidente. Los otros, los verdaderamente críticos, creativos, artistas, los de verdad, los que sufren en serio, los cargados de miserias, los héroes auténticos de la tragedia de la vida y que nos la reflejaron, la cantaron, la escribieron o la recrearon, están escondidos, avergonzados, idos y espantados de este mundo que regresa a la caverna; quizá nunca salió de ella, y, aquellos, los escondidos, los espantados, nos hicieron creer que sí, que salió de aquella barbarie, y que se humanizó en una espiritualidad inexistente.

Sí, creo que mi método me hace bien: asumo mi parte alícuota de mediocridad, y sobrevivo; yo, que no puedo -ni debo: soy débil- esconderme, ni avergonzarme... Aún...

http://www.youtube.com/watch?v=4_xQYUPBhvw&feature=related

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