Al llegar a casa, todo funcionó: la puerta del garaje y el mando a distancia; el gas, etc... Y todo estaba limpio, como lo había dejado en abril... Sólo una cosa me preocupaba; desde que salí de Málaga la Vaio netbook no me conectaba a redes wifi... Con la tableta Galaxy me defendí; pero la tableta no me permitía envíos de músicas y videos pesados... Y hoy, en la mañana, madrugando para este cuerpo cansado, me tiré a la ciudad de Pontevedra en busca de auxilio técnico: mi sobrino gallego es ingeniero informático, ¡pero está trabajando en Pekin!... Con lo que no tuve salidas...
Un chico venezolano, afincado en Pontevedra, con tienda de accesorios informáticos, me lo ha arreglado, y casi le canto una saeta, de haberla sabido cantar... Los gallegos, tan idos siempre a Venezuela, entre otros, reciben ya a venezolanos... Son los tiempos que cambian; claro que, lo mismo vuelven a cambiar por mor de lo de siempre...
Y así, ya con mi problema resulto, me acaban de llamar los hermanos: me esperan en casa de la hermana: caldereta de almejas y pimientos de Padrón, entre otros manjares; pan de milho y cerezas ordinarias por su enorme tamaño y dulzor... Y chove en Galicia, aunque ya se rompen los cielos y los celestes limpios iluminan nuestras vidas...
Que sean ustedes felices, como al menos hoy, en la tarde, lo estamos siendo ya...
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