Amanezco tardío: gracias a los domingos puedo descansar algo mejor. Los cielos están encapotados de nubes que poco a poco se van abriendo, y el sol apresura su salida. Gracias a los vientos, las temperaturas son hoy más soportables... Por lo demás, siguen y prodiguen los atentados visuales; siguen y prosiguen los tatuajes ordinarios, las camisetas de tirantes, las barrigas excesivas y las chanclas ordinarias.
Y así, pareciera todo un complot contra mi soledad: ¿acaso soy tan raro que a nadie leo, oigo, criticar esta vulgaridad en que se convierten los espacios públicos en verano?
Y también prosiguen las indecencias, las mentiras y las vanidades obscenas de la pasarela pública mundial....
Creo que, a estas alturas del ciclo, mi fobia social sólo es compartida por Pessoa: "me constelo a escondidas y tengo mi infinito"...
Y me recreo en su figura, la de Fernando Pessoa, quien, aún muerto y reposado, para mayor gloria suya, tras una corta vida algo anodina, quizá lo suficiente como para haber creado tan enorme literatura y tan llena de rechazo, me sigue siendo necesario para no encontrarme solo en este mundo tan cargado -como él- de esfuerzos inútiles, aquellos que conducen siempre a la melancolía, como decía Ortega y Gasset...
Pero, por otro lado, ¡qué insulsa!...
Y así, si volviera a nacer te amaría de nuevo; a ti, que hoy tampoco te nombro...
Y gira, gira, Giraluna...
P.S.Gracias Aute. Gracias, Giraluna...
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