domingo, 24 de julio de 2011

IR A LO QUE EL TIEMPO DESHACE...

Tras una larga fiesta en casa de la hospitalaria hermana gallega (más de 30 personas), amanezco demasiado tarde: afortunadamente apenas bebí vino, y poco destilado; y cuando el vino es bueno y el destilado también, el cuerpo lo agradece... No pasé tan mala noche como era de esperar: uno ya no es lo que es ni lo que se espera de él: ¡qué tragedia!...
Por lo demás, siempre es bueno constatar que a pesar de todos los pesares tenemos amigos, gente de bien, agradable, con ganas de vivir y de hacernos la vida más agradable y vivida también. Claro que tiene un enorme coste y sacrificio: nada en la vida es gratuito, y para recoger esos sentimientos, para tenerlos y ofrecerlos, son necesarias siembras y recogidas; y en ese constante flujo, inconsciente por natural y humano, es donde van creciendo y formando aquellos flujos de ida y vuelta de los sentimientos más nobles; por auténticos en su inconsciencia. Si por desgracia estos flujos dejan su inocencia, se convierten en meros intereses... 
Para entonces, ya la amistad no es cierta; es incierta, pues sólo es mero interés disfrazado de sentimiento... Afortunadamente, los seres humanos solemos captar y/o ser conscientes, enseguida, de ese acontecimiento; y en mi caso, se me nota tanto, que dejo de tener esos afectos ya de por vida: mi único interés ya en el mundo es vivir en paz con mi conciencia y no hacer sufrir demasiado a la gente que me importa, que a veces lo hago, lo hacemos, por desgracia; así sufriré yo también menos para así poder aspirar a llevar mejor mis días... 
Los que queden, los que nos queden; pues sólo somos el tiempo que nos queda...

Es grato, siempre, constatar que en la vida hay gente honesta que nos hace mejores a diario y donde poder mirarnos sin vergüenzas durante el camino... A pesar de tantos y tantos pesares...

Porque en la vida todo es ir...

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