Una mañana que prosigue con cielos rotos, por donde apenas los rayos de sol son capaces de subir las temperaturas de este jardín llamado Galicia. Comprendo que los gallegos nacidos en Galicia, que esperan esta estación del verano para disfrutar de sus magníficas y bellas playas, estén un poco hartos ya de este tiempo, de este clima, de este paisaje; pero para los gallegos que no nacimos aquí, pero que todos los años peregrinamos estas prodigiosas tierras en busca de consuelos necesarios, para nosotros, los descreídos del sol y de la calor del sur del Sur, este clima, esta luz, esta temperatura del alma, es nuestro Dorado.
Aquí asisto; aquí peregrino; aquí vivo...
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