domingo, 10 de julio de 2011

EN EL NORTE DEL SUR...

Amanece de domingo en luz; se acabaron las nubes y las nieblas que bajaban a la ciudad del Lérez... Ya no es Galicia; ya es el verano del norte del Sur; nubes y claros, con temperaturas ya más altas; pero nunca imposibles como las del sur del Sur...
Y amanezco tardío y resacoso por mor de ciertas costumbres: amigos cariñosos nos obligan a estar demasiado en la calle; apenas acostumbrado a la noche, llevo dos noches cenando en la calle y llegando a casa a deshoras, esas inagotables de cansancios y reproches... Y los cuerpos cansados son como plumas... Pero dormir aún con edredón de invierno es un placer y una necesidad que destaco por honesta: nunca entendí ni soporté los excesos del sur del Sur en esto de los termómetros... Yo más que sudar, en el sur del Sur, siempre me he llovido en sudor; por eso siempre tuve sed; de aguas, de líquidos y de cierta complacencia en mi derrota...
Y aquí, por el norte del Sur encontré ese paraíso que en temporadas ordinarias me refugia y alivia de tanto espanto del cuerpo y del alma: conforme fui abandonando el paisaje y paisanaje del sur del Sur, me fui reconfortando con el mundo y sus asuntos... Y es que, definitivamente, en el norte del Sur es más llevadera mi vida cotidiana que en el sur del Sur... 

Y bien que lo siento, pues yo pertenezco al sur del Sur... Y porque en el sur del Sur habita la esperanza, el futuro; y mi paciencia...


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