lunes, 1 de febrero de 2016

LOS DÍAS LABORABLES TIENEN RAZÓN... Y VIDA.

Los días que quedo tirado en la calle más tiempo del previsto por mor de circunstancias diversas y que no vienen al caso, me gusta estar sentado en terrazas al aire libre cuando el clima lo permite, como hoy, y ver pasar a la gente, las horas, el día... En suma, ver pasar la vida...

Y me quedo extasiado cuando, al cabo, aparece una mujer hermosa; para entonces, siento un fuerte latigazo de emoción y ternura... O cuando aparece un ciudadano extravagante, distinto, especialmente destacado... Y me imagino sus vidas, su quehaceres, sus diarias existencias...

El resto es como anodino, corriente, difuso y sin emoción alguna... Es cierto, la gente corriente no motiva, no emociona, no tiene capacidad de sorpresa alguna, toda ella con síntomas visibles de derrotas varias; siendo, por otro lado, la gente corriente aquella con la que más me solidarizo siempre y desde siempre...

P.S. Los días laborables, ya se sabe: siempre tienen razón... (a modo de guiño a uno de mis grandes, esos ya eternos).

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