Cada 23 F sólo siento una cosa: vergüenza.
Aquel espectáculo me sigue repugnando; nunca el olvido, sí el desprecio de aquella sempiterna España que nunca dejó a los españoles libremente; tenía que tutelarnos en todo; iglesias, ejércitos, meapilas, beatos y obscenos personajes que nos maleducaron sin libertad ni decencia...
No, no siento más que vergüenza; pero no ajena: propia...
Y no, nunca, jamás el olvido... Nunca más salvapatrias en derredor y en todos los frentes...
¡Que nos dejen en paz, en libertad!
Porque ya somos adultos y porque sólo aspiramos a ser decentes y a ejercer la felicidad que nos robaron.
No, nunca, jamás el olvido...
Aquel espectáculo me sigue repugnando; nunca el olvido, sí el desprecio de aquella sempiterna España que nunca dejó a los españoles libremente; tenía que tutelarnos en todo; iglesias, ejércitos, meapilas, beatos y obscenos personajes que nos maleducaron sin libertad ni decencia...
No, no siento más que vergüenza; pero no ajena: propia...
Y no, nunca, jamás el olvido... Nunca más salvapatrias en derredor y en todos los frentes...
¡Que nos dejen en paz, en libertad!
Porque ya somos adultos y porque sólo aspiramos a ser decentes y a ejercer la felicidad que nos robaron.
No, nunca, jamás el olvido...
P.D. Hay otros salvapatrias con piel de cordero; estemos siempre alertas... Andan siempre cerca.
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