viernes, 19 de febrero de 2016

SE LLAMABA PEPA...

Los jueves, en la mañana, tengo en casa a la asistenta que me cuida y mantiene como un señor... Y como no soporto el ruido, los movimientos de cosas, etc, me voy de la casa siempre que llega... Y me vine al mar de enfrente; apenas unos clientes en una mesa y yo, en mi otra casa...
Mi asistenta actual es un encanto de criatura, joven y educada, muy educada; y en esto también he tenido mucha suerte. Recuerdo que en Sevilla, tanto Pepa, como después Encarna, su hermana, me trataron como a un hijo... Pepa, que en paz descanse, era la hermana mayor de Encarna, y cuando ya estaba muy mayor me dijo que si podía sustituirla su hermana. 
-Sin problema, le dije...
Pepa no tenía hijos; quizás yo era el que no tuvo; era tan buena persona que me traía 'calditos' de su casa los días que me encontraba con fiebres y me regalaba flores por Navidad...
Murió hace unos años, y me quiso como lo que era en el fondo para ella y para mí: una madre...
La mía, mi madre biológica y sentimental, vivía; aunque estaba lejos de mí y sabía que pronto nos dejaría...
Pero eso es otra historia...


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